OBERÁ. Una serie de llamadas extorsivas puso en vilo ayer a la sociedad obereña, aunque finalmente todo se trató de un grupo de estafadores que jugaron con la preocupación y el miedo de la gente y generaron una enorme psicosis en la zona.En total, la Unidad Regional II de la Policía de Misiones recibió ayer unas diez llamadas realizadas durante el día por sujetos con acento cordobés, quienes amenazaban a quienes levantaban el tubo diciéndoles que acabarían con la vida de un familiar, al que tenían secuestrado.Más allá del miedo, muchas de las víctimas lograron comprobar que sus seres queridos se encontraban sanos y salvos, y no cayeron en la trampa, aunque un comerciante de la localidad fue embaucado y pagó cerca de 400 pesos en medio del dramático momento.Los teléfonos en Oberá comenzaron a sonar a media mañana y, en total, fueron unas diez personas las que escucharon la voz de los presuntos secuestradores.Un hijo, un hermano. Cualquier familiar. Los fraudulentos estafadores no dudaron a la hora de involucrar a un ser querido en la treta para robarle efectivo a las víctimas. “Tengo a tu familiar, dame la plata o no lo vas a volver a ver”, era el mensaje trillado que se escuchaba del otro lado del teléfono.Aunque apenas cortaban muchas de las víctimas se cercioraban con alivio que el familiar supuestamente secuestrado se encontraba bien, un comerciante sufrió un susto que no olvidará fácilmente. Los malandras llamaron y dijeron que habían secuestrado a su hijo. Como el joven justo había viajado a la chacra y no tenía señal, sus padres entraron en una crisis de nervios y siguieron paso a paso las indicaciones de los astutos embaucadores.Así fue como depositaron unos 400 pesos en efectivo en un telecentro, en una cuenta de “dinero electrónico”. El pánico fue absoluto hasta que el hijo finalmente regresó a casa y respiraron aliviados.Los investigadores creen que las llamadas fueron realizadas al azar. Las víctimas fueron comerciantes, empresarios, profesionales y empleados de todo tipo. Se denunciaron unos diez casos.Al respecto, el mayor Miguel Duarte, segundo jefe de la UR-II, recomendó a las víctimas “que den aviso a las autoridades y hagan la denuncia, pero que no se alerten para no generar pánico, porque de los diez casos que tuvimos ninguno fue real”. El funcionario policial agregó que se encuentran trabajando para establecer el lugar de origen de las llamadas.En el mismo sentido, el jefe de prensa de la Policía de Misiones, subcomisario Claudio Ludtke, aconsejó “cortar la llamada ante la duda” y, además, recordó “no brindar datos personales ante llamados anónimos”.Debido al acento con el que hablaban los extorsionadores y al número de origen que aportó una de las víctimas, los detectives creen que las llamadas podrían provenir de Córdoba. Incluso, al menos una de las llamadas correspondería a la localidad de Villa María, donde se encuentra emplazado un complejo carcelario del Servicio Penitenciario de aquella provincia. Esto último hace referencia a que las sospechas de los investigadores se ciernen sobre supuestas bandas delictivas conformadas por prisioneros que actúan desde el interior de diversas unidades penales. Esa teoría no es descabellada, ya que no sería la primera vez que sucede algo así en la región.
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