ELDORADO. María Esther Martínez (50) vive en pleno centro de la ciudad de Eldorado desde que nació. En las últimas horas vivió una situación insólita: decidió hacer los trámites para obtener su nuevo DNI y se encontró con la sorpresa de que figuraba como fallecida. Al hacer las averiguaciones correspondientes, halló un certificado de defunción cuyo declarante es una persona de nombre Pablo Ullmann, a quien no conoce y con domicilio en el kilómetro 3. Esa persona dijo que era cuñado de la fallecida. Segundo dato que la dejó descolocada. “Tengo dos hermanos mayores varones y soy la única mujer y la menor de la familia, así que nunca en mi vida voy a poder tener un cuñado”, dijo Martínez. Agregó: “Cuando retiré este certificado del hospital me puse a pensar : ¿qué será esto?, ¿será verdad o mentira?” La curiosidad de María por desentrañar esto la llevó a acercarse a la Municipalidad para verificar si el certificado de defunción se encontraba asentado en los archivos municipales. “La chica al entrar en el sistema verifica que se encuentra asentado el certificado de defunción y me pregunta ¿Quién es?, soy yo, le respondo, ‘¿Me estás cargando?’, dijo”. Entonces solicitó una copia de ese papel para poder presentarlo en el Registro Provincial de las Personas y también a la Junta Electoral para que le vuelvan a tomar las huellas dactilares y tramitar el nuevo DNI y “para ver si me vuelven a revivir”. Una vez realizado esto desde las oficinas de la Municipalidad se comunican con el cementerio La Piedad de Eldorado, desde donde pasan los siguientes datos, “la ficha M000538 registra a María Esther Martínez como fallecida en fecha 28-02-1988 y sepultada en línea 15- fosa 9 del cementerio La Piedad de esta ciudad”.El acta de defunción lleva la firma del doctor Jorge Hirschfeld. “Estas son las pruebas que yo estoy enterrada en ese lugar”, dijo .María Esther comentó que “en un principio me asusté un poquito, pero pensé como yo antes militaba en un partido político lo tomé como una pavada, pero cuando me encuentro con todas las pruebas en la Municipalidad y en el cementerio, quiere decir que hay un cadáver que existe. Con mi mismo nombre, mi misma fecha de nacimiento y el mismo número de documento”. A pesar de esto dice no haber tenido problemas legales de ningún tipo. Su curiosidad la llevó hasta el cementerio La Piedad, porque “quiero conocer donde estoy enterrada” dice, es así que en la tarde de ayer se trasladó hasta el lugar. En un primer momento se mostró tranquila, pero al hablar con el encargado manifestó “No quisiera ver mi nombre ahí…”. Fue así que recorrió todo el trayecto en silencio junto al encargado del cementerio y al llegar a la parcela, donde se observaba una pequeña cruz de madera con la inscripción 28/10/58, fecha que coincide con el nacimiento de María, afirmó: “La verdad tenía la esperanza de que no era cierto. Con esto mi identidad queda enterrada y tendré que hacer toda la documentación nuevamente y comprobar que estoy viva”. La humilde inscripción hecha a mano reza: María Esther Martínez, 28-10-58 /28-02-88 , Q.E.P.D.
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