En nuestro país y en nuestra provincia hubo actividades abiertas y gratuitas en paseos públicos y salones, organizadas por numerosos institutos, asociaciones y dependencias gubernamentales, que se sumaron a la propuesta mundial de promover la paz, la salud y la conciencia viviendo la experiencia de esta milenaria y siempre vigente disciplina que ya es patrimonio de la humanidad.
“No se trata sólo de ejercicios –decía el Primer Ministro de la India al presentar el proyecto de resolución ante la Asamblea General de la ONU-, sino de una manera de descubrir el sentido de identidad de uno mismo, el mundo y la naturaleza”. Esto nos recuerda al maestro Iyengar cuando expresaba: “El Yoga cultiva las formas de mantener una actitud equilibrada en las acciones de la vida cotidiana”. De igual modo, muchos maestros coinciden en que nuestra disciplina es un medio sencillo, accesible e incluyente para promover la salud y el bienestar físico y espiritual, así como el respeto por los demás seres humanos y el planeta que compartimos, al tiempo que enseña a comer sano y a pensar en positivo.
En palabras del Dr. Hugo Ardiles, “practicar Yoga es un camino en la búsqueda de la felicidad. Personalmente creo que ser feliz es estar conforme consigo mismo y con el mundo circundante. El Yoga nos lleva a ese estado de felicidad (ananda) porque mientras lo practicamos nos comunica con lo más profundo e importante de nosotros mismos: nuestra Mente y nuestra Alma. Esto se logra cuando nos equilibramos energéticamente, para lo cual necesitamos armonía y estabilidad en nuestros Centros de Energía mediante la práctica perseverante. Y es que toda actividad del Yoga busca el equilibrio de la mente con el cuerpo y todos los Centros de Energía se ponen en actividad cuando hacemos una postura”.
Sí. Todo se armoniza en nuestra práctica, sobre la colchoneta, en la hora de Yoga, en la hora del ahora: los centros de energía, los canales de energía, cuerpo y mente, materia y espíritu, yo y los otros, norte y sur, oriente y occidente, tiempo y eternidad, actividad y calma. Reitero el homenaje a las pioneras, a mis formadores y a todos quienes cultivan, difunden y enseñan este “arte y ciencia de la vida” como decía Indra Devi. Gracias a todos quienes han organizado las celebraciones del Día Internacional del Yoga y a todos los medios de difusión que las dieron a conocer. Namasté.
Colabora
Ana Laborde
Profesora de Yoga
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