Primer paso: determinar si el problema es de ingresos o de gastos.
En este caso, la matemática es muy simple: si el dinero no alcanza es porque sale más de lo que entra (se gasta más de lo que ingresa). Para volver a encontrar el equilibro en esta ecuación se requiere de :
a) Aumentar los ingresos manteniendo constantes los gastos o
b) disminuir los gastos manteniendo o aumentando además el ingreso.
A todos nos gustaría ganar más, pero la cuestión aquí pasa por usar el sentido común y determinar si nuestro nivel de ingresos actual debería ser suficiente como para que podamos llegar bien a fin de mes o si, por el contrarío, lo que ganamos hace que ello sea una misión imposible.
Un método es preguntar a compañeros de trabajo o amigos con niveles de ingresos similares acerca de la situación de su economía doméstica como para tener un punto de referencia.
Mínimo se debería contar con 3 testimonios distintos para poder sacar una conclusión válida.
Si de este pequeño research nos da como resultado que personas con similar nivel de ingresos y situación familiar (en término de si se poseen hijos o no, si la pareja también trabaja, etcétera) no padecen las mismas angustias económicas que nosotros, entonces estamos ante un problema de gastos.
Si, por el contrario, vemos que la gran mayoría está en la misma situación, el problema viene más bien por el lado de los ingresos.
En algunos casos, incluso podría ser un problema de estos dos factores combinados: bajos ingresos y gastos elevados. Con ese diagnóstico claro, estamos en condiciones de buscar equilibrar nuestras finanzas.
Colabora
Perla Haydee Dieminger
Contadora, Magister en
Gestión Pública.
Universidad de la Cuenca del Plata
Cel. 3764116871