Investigadores del Laboratorio de Cultivos de Tejidos de la Cátedra de Fisiología Vegetal, de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE y del Instituto de Botánica del Nordeste (IBONE), trabajan para mejorar las variedades de arroz, haciéndolas más resistentes a las condiciones del ambiente y tolerantes a las enfermedades.
Utilizando técnicas de cultivo in vitro, los resultados obtenidos son más que auspiciosos.
La ventaja que ofrece la técnica, es que en lugar de utilizar materiales derivados de cruzamientos, se utilizan las variedades originales a los que se le agrega el agente (mutagénico) que altera o cambia la información genética de la planta, incrementando la frecuencia de mutaciones por encima del nivel natural.
De esta forma se pueden obtener distintas plantas con características deseables sin modificar por completo las características de la variedad original.
Es decir, serán variedades con resistencia a determinadas condiciones ambientales o tolerancia a cierto tipo de enfermedades.
“El objetivo del proyecto es adaptar las variedades de arroz ya conocidas y en uso por los productores, a nuevas condiciones como frío, salinidad, aluminio, hierro y otros, así como tolerancia a enfermedades”, comentó la directora del estudio, ingeniera agrónoma María Antonia Marassi.
Buscar que las variedades de la planta de arroz ofrezcan una mayor tolerancia al frío, se debe a que es uno de los tipos de estrés ambientales que tomó mayor importancia en los últimos años, sobre todo en el momento del nacimiento del cultivo.
Otro ensayo realizado en colaboración con la cátedra de Fitopatología de la FCA – UNNE, es el de seleccionar patógenos (Pyricularia), a partir de ciclos de elección con la toxina del hongo.
Al momento se obtuvieron líneas celulares que presentan una mayor resistencia tanto al frío como líneas que muestran resistencia mayor a la Pirycularia.
Técnica.
La técnica en desarrollo consiste en cultivar un explante del arroz, es decir un trozo de vegetal separado de la planta, en un medio de cultivo donde pueda producir callos (grupos de células sin función).
Una vez obtenidos los callos, se colocan en un medio con el agente estresante y un mutágeno, y una vez allí la mayoría de las células mueren, pero puede ocurrir que algunas sobrevivan al estrés.
Cuando esto ocurre, las células que sobreviven son llevadas a un medio y condición sin estrés para que se recuperen, se dividan y generen un nuevo callo.
Una vez obtenido el nuevo callo se lo vuelve a la situación de estrés hasta que vuelvan a morir la mayoría de las células.
“Esto se repite al menos 5 veces, después de lo cual los grupos celulares (callos) que sobrevivieron a este proceso, son llevados a una etapa de regeneración de plantas con las cuales se pueden obtener semillas, que serán sometidas en campo a distintas situaciones de estrés para ser evaluadas”.
Estos grupos celulares o callos que se recuperan, “si bien cuentan con las características genéticas buscadas, tienen la desventaja de ofrecer muy poca capacidad de regenerar plantas”. En esta deficiencia puso el foco el equipo encabezado por la ingeniera Marassi.
Luego de un largo trayecto de investigación, surgieron las respuestas para obtener una mejor obtención de plantas a partir de los callos que mostraron la tolerancia buscada y actualmente se utilizan en el laboratorio para seleccionar algunos genotipos con tolerancia a patógenos (Pyricularia).
En la provincia de Corrientes el arroz es el cultivo principal
La Estación Experimental Agropecuaria INTA Corrientes, a través del “Proyecto Arroz” creado en 1992, se encargó de generar tecnología avanzada para acercarla al productor. El proyecto inició con la finalidad de organizar, priorizar e impulsar un programa de generación, adaptación y transferencia de tecnología, adecuado a las necesidades del momento y futuras de los productores arroceros.
El Ing. Agr., Alfredo Marín expresó que este trabajo del Proyecto Arroz se resume en los 25 volúmenes del informe anual y mucho trabajo de transferencia, que junto a otros cambios del sector (la conversión de las empresas familiares a empresas agropecuarias con mayor gestión) permitieron que la provincia de Corrientes triplique el área de siembra, duplique los rendimientos, cuadruplique el volumen de producción y pase a ser la primer productora de arroz del país, con una actividad muy competitiva y de reconocida calidad, que en un 60 al 65% se exporta.
El desafío de aquí en adelante es disminuir la brecha de rendimiento existente entre empresas productoras de punta y productores con bajos rendimientos, así como también disminuir las diferencias dentro de cada grupo, sabiendo que la tecnología disponible es la misma para ambos.