No es que todo me da lo mismo, simplemente aprendo a integrar todas las experiencias de la vida, y sobre todo aquellas que no me gustan o me causan dolor porque son las que me muestran en donde estoy todavía atada, condicionada, estancada…
¡Libero! Me libero y expando a través de poder reconocerme como un ser no concluido y abierto a los aprendizajes de la vida hasta el último aliento. Sí hasta el último aliento de vida todavía podemos darnos cuenta del propósito de la existencia… entonces, no habrá sido en vano.
Todo, todo puede adquirir sentido hasta el último momento…. Si simplemente me abro, acepto y agradezco cada una de las experiencias vividas.
“Sí”, a todo tal como es, porque es la única manera de saber en dónde está situada nuestra conciencia, en donde quedamos atrapados. ¡Cuesta!!! Claro que ¡cuesta!, pero solamente a través de tomar la decisión y hacernos cargo de nuestra vida es que podemos re direccionarla, dejar de ver los fantasmas afuera, dejar de culpar a los demás y hacernos cargo de nuestros propios sentimiento y al igual que los antiguos alquimistas comenzar la transformación dentro nuestro.
Dejo de mirar afuera… todo lo que existe es solo una proyección de mi conciencia para que a través de lo externo pueda conectar con lo interno…
La luz está dentro al igual que la sombra… depende de cada uno de nosotros cuál es la que crece.
Solo con la fortaleza de poder enfrentar aquellos dolores olvidados podremos salir renovados. Sólo con la osadía de atravesar el miedo de sentirnos vulnerables podremos salir transformados. Solo con la valentía de mirarnos tal cual somos, corriendo el riesgo de no ser amados nos podremos amar, ver y aceptar a nosotros mismos tal cual somos…
Así, imperfectos, únicos inconclusos, sabiendo que la vida es para ser vivida dando lo mejor a cada instante.
“Sí” a todo tal y como es… Elijo la vida, elijo el presente, elijo vivir.
Colabora
Patricia Couceiro
Consteladora
[email protected]
En Facebook:
Patricia Monica Couceiro
3764 829015