Siempre que realizamos tratamientos buscamos productos activos que provoquen la secreción de endorfinas con productos que llegan a través de los sentidos e influyen en el cuerpo y que al ponerse en funcionamiento calman el nerviosismo.
Actúan de la siguiente manera: en la piel existen receptores sensoriales que conectados por las endorfinas directamente al sistema nervioso central, son el verdadero espejo del estado de ánimo, me estoy refiriendo al uso de neurocosméticos, una rama de la cosmética que estudia la conexión entre la piel y el sistema nervioso.
El cuerpo puede asociar diferentes sensaciones como: placer y relajación, y almacena información, por eso a través de la neurocosmética ocupo activos que además de responder a agresiones externas incentiva los sentidos porque produce bienestar, placer y da salud y belleza a la piel.
La cosmética tradicional se basa en principios activos a fin de conservar la piel, mientras que la Neurocosmética estimula el sistema nervioso para aportar nutrientes, hidratantes, energía para mejorar la piel, o sea que conecta los sentidos, el cerebro y el estado de ánimo, va más allá de aportar a la piel sustancias para nutrirla, hidratarla o tensarla, pues actúan los mecanismos neurofisiológicos como mediadores para intervenir en las funciones de nuestro tejido cutáneo.
La neurología cutánea influye en aspectos estéticos tan importantes para nuestro trabajo cosmetológico como la sensibilidad cutánea, sequedad, arrugas, calvicie, celulitis, hiperhidrosis, prurito, rosácea, seborrea etc.
Los principios activos son naturales, basados en aceites de uso terapéutico como el aceite de manzanilla por su efecto calmante, extracto de lavanda como sedante, el chocolate empleado en tratamientos faciales y corporales, etc. Con su uso lograremos un aspecto radiante y juvenil.
Colabora
Elena Cacerez Echevarria
Esteticista.
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