
El balance de los incendios que azotaron Grecia este mes subió a 91 muertos, mientras que 25 personas seguían desaparecidas, indicó en las últimas horas la portavoz de los bomberos, Stavroula Malliri.
Esta es la primera vez que la partida de los desaparecidos es sistematizada, en un momento en que la gestión de la crisis sigue en la palestra.
Sin embargo algunos de los desaparecidos pueden estar entre las 28 víctimas cuyos cuerpos están siendo examinados por expertos en medicina forense, precisó a la AFP el portavoz de la agencia de Protección Civil, Spyros Georgiou.
Varios niños han encarnado el rostro de esta tragedia, incluyendo a unas gemelas de nueve años, un bebés de seis meses, unos hermanos de 11 y 13 años y otro menor de 13 años.
Hasta ahora cuatro extranjeros han sido identificados, incluyendo un joven irlandés que estaba de luna de miel, una mujer polaca que estaba con su hijo y un belga cuya hija fue rescatada.
Los señalamientos sobre el manejo de la crisis se intensificaron el domingo después de que la oposición acusó al gobierno de haber intentado esconder las pérdidas humanas en un principio.
Los servicios contra lo incendios seguían este domingo investigando las causas de los siniestros, después de que el gobierno apuntara a una pista criminal.
El diario Kathimerini indicó que un informe inicial apuntó a que uno de los orígenes podría ser la negligencia en la quema de hojas secas y ramas.
Grecia celebró este domingo los primeros funerales de los incendios de Mati, sin lograr enterrar la polémica. Ochenta y ocho muertos pesaban demasiado y hasta este domingo (con el ante último balance) no se produjo la primera dimisión: la del vicealcalde de Maratón –de cuyo ayuntamiento depende la población costera–, que desoyó la recomendación de evacuar de los bomberos.
Por otro lado, la búsqueda de las niñas gemelas Sofía y Vasiliki ha terminado mal, con la identificación de su ADN en el coche calcinado del abuelo, elevando a treinta los cuerpos hallados en la misma parcela.
Para acallar la indignación, el Gobierno griego está recurriendo a recetas comunes en países como India pero insólitas en la Unión Europea: no sólo indemnizará a la familia de la víctima sino que a un miembro le ofrecerá un empleo.
El último balance recoge un millar de casas inhabitables y 800 severamente dañadas. De noche, Mati es un agujero negro en el que hormiguean hasta la madrugada, como luciérnagas, los diferentes cuerpos de protección civil. La única excepción son los escasos hoteles abiertos y con generador, que se salvaron de las llamas por el celo de sus empleados.

Mati ha quedado arrasada y su aspecto es el de una zona de guerra. La cantidad de chalets consumidos por el fuego y con el tejado hundido hacen pensar en un bombardeo particularmente despiadado. El aire es irrespirable y las imágenes chocantes se suceden.
En un terreno céntrico en pendiente, junto a su piscina indemne, deambulan como personajes a los que les han quemado el teatro, Kostas –el vicepresidente del club náutico– y su familia. Sin perder la dignidad, porque, por suerte, no lo han perdido todo y, sobre todo, no han perdido a nadie. Aunque su torre de tres plantas es ahora un montón de escombros, teniéndose que cobijar, hasta su regreso a Atenas, en la casita del servicio o las visitas, intacta.
Indemnización y trabajo familiar

La propietaria del Minimarket Mati exhibe uno de los rostros más deprimidos en una población en la que estos no escasean. Y eso que su supermercado presenta un aspecto impecable: “Mi marido se pasó la noche en vela regando cada centella que alcanzaba la tienda y el pino de enfrente, que estaba inflamado”.
Pero como centro neurálgico de una de las zonas más afectadas, la terrible muerte de “muchos clientes” han dejado a la mujer traumatizada. Este viernes fue el primer día en que recogía los periódicos del repartidor y los desplegaba. porque antes “no estaba en condiciones psicológicas ni de mirar la portada”.
El enorme supermercado Proton, cien metros más abajo, no tuvo tanta suerte y ardió por completo. Los que lo regentaban, en régimen de alquiler, no volverán a abrirlo. Han perdido todo el género, pero “eso es todo”. “Aquí el seguro solo cubre los incendios por fallos de electricidad”, dice resignado el tendero.
En el edificio de encima y en los de al lado, el azar ha abrasado completamente algún apartamento, dejando el resto intacto. Grigoris, hombre previsor, fue de los pocos que logró salvar el coche, estacionándolo “junto a los que ya se habían quemado”. Menos suerte tuvo el vecino de arriba: “Se ausentó dejando la puerta del balcón abierta para los gatos y una chispa prendió las cortinas”. En su manzana, dice, “han muerto doce personas. Seis de ellas dentro del coche, en un atasco”.
Fuente: AFP/NA y medios digitales