Su mamá falleció cuando era muy pequeña, con ella se fueron muchos datos y aunque el pasado siempre queda atrás, una parte de su ser desea saber sobre su progenie paterna.
“Prácticamente no tengo datos, mi mamá falleció cuando yo tenía un año y tres meses, incluso su muerte fue un misterio, mis abuelos murieron y se llevaron toda la información con ellos a la tumba, porque era un tema del que no se hablaba, ni siquiera de mis padres, ni de mi mamá me contaban; sé cómo se llamaba (Iracema Schiewe, alias Quiqui), tengo su partida de nacimiento, que logré encontrar, pero la información no concuerda con los datos del Certificado de Defunción, lo que por momentos me lleva a dudar incluso el ser hija de ella”, confió Leidi.
“No tengo recuerdos, no sé cómo era su cara, nada”, añadió e hizo hincapié en que, según escuchó de niña, “cuando falleció estaba embarazada de quien era su pareja, a la que busqué por cielo y tierra y no encontré, fue a hacerse un control de embarazo en la clínica donde trabajaba la esposa de mi tío, era enfermera, la derivaron al SAMIC de Eldorado, y falleció, entró a un control normal y terminó muerta”.
Aunque no todo quedó aquí. Sería sometida a una autopsia, lo que evidencia que se trató de una muerte dudosa, pero para evitarla “mi tío, el marido de la enfermera, durante la noche, con un amigo camillero, se robó el cuerpo, la velaron y enterraron en pocas horas; mis abuelos, como eran ignorantes, no plantearon ningún problema, pero a partir de allí se dividió la familia y yo quedé en el medio”, contó.
Tanto sus abuelos como sus tíos, por ser sus padrinos, pelearon su tenencia y la Justicia se inclinó hacia la pareja joven y con mejor posición económica. El matrimonio mayor, alertado de la intención de vender a la pequeña, la raptó y llevó a vivir al monte, donde difícilmente pudieran ubicarla. “Esto es lo que pude averiguar, de ahí a que sea cierto, ya no sé”, subrayó Leidi.
“Mis abuelos eran como gitanos, gustaban de vivir en el monte, en la chacra, siempre estuvimos en lugares escondidos, hasta que cumplí seis años, porque como mi abuelo no quería que vaya a la escuela mi abuela tomó la gran decisión de separarse, hice primer grado en la escuela del kilómetro 18, en Eldorado, y cuando tenía ocho decidió ir a Buenos Aires, donde estuve hasta los catorce, porque ella rehizo su vida y eligió seguir junto a su pareja, entonces volví, anduve deambulando por las casas de mis tíos, en ese entonces tener una nena era todo un tema, tenían miedo que sea una loca, que me llene de hijos, ninguno me quería, así que a los 16 volví sola a Buenos Aires para trabajar”, describió.
Y añadió que “cuando mi abuelo falleció dejó un montón de papeles, me dijo que me iban a servir, entre ellos está el Certificado de Defunción de mi mamá y la Partida de Nacimiento, según los cuales mi mamá falleció cuando tenía trece años, sin embargo, según me contaron, a mí me tuvo a los 19, los números no cierran”.
“Mis abuelos murieron y se llevaron el secreto a la tumba, entre mis tíos, eran doce, nadie sabe o nadie quiere tocar el tema, es un tabú en la familia, por lo que de mi padre biológico no tengo absolutamente ninguna información. Fui a averiguar al SAMIC, donde supuestamente nací, y no estoy inscripta, tengo dos partidas de nacimiento con dos números de DNI, así que sólo uso uno, en ambas dice que ella es mi mamá, pero no figura mi padre”, apuntó.
“Nadie conoció a mi mamá, ni mis parientes ni los conocidos de Nueve de Julio, de Eldorado, donde teóricamente vivió, recorrimos mucho, mi esposo me ayudó, pero nadie se acuerda de nada, es como que nunca existió”, finalizó Leidi Schiewe.
La búsqueda
Leidi Schiewe publicó su búsqueda en ¿Dónde estás? El grupo público de la red social Facebook. Allí escribió: “Me llamo Leidi Schiewe, nací en octubre de 1983, en Eldorado, Misiones, aún sigo en ese lugar, busco cualquier tipo de información de mi padre biológico (sin conveniencia alguna). Mi madre (Iracema Schiewe, solían llamarla ‘Quiqui’) falleció cuando yo tenía año y medio, su deceso fue funesto y con ella se llevó quién podría ser mi padre. Desde hace muchos años estoy buscando la verdad y espero obtener respuestas, no tengo ningún tipo de ambición ni reproches, sólo quiero conocer la verdad y agradecería que ningún familiar mío intervenga, comente o diga algo porque fueron muchos años de preguntar y nunca tuve una respuesta coherente. Si alguien conoció a mi madre estoy dispuesta a escuchar cualquier tipo de información. Muchas gracias”.
Finales felices
Hace algunas semanas, Ko´ ape se hizo eco de la búsqueda de Félix de Miranda, un joven misionero que se crió en San Javier tras ser dado en adopción. Felizmente encontró las respuestas que buscaba, encontró a su madre biológica y a una gran familia con la que ya tuvo un primer encuentro y con la que intentará establecer lazos fuertes.
“El contacto fue mediante una de mis hermanas, la más chica, que vio una publicación en Internet, me dijo que lo que más le sorprendió al principio, al ver mi foto, fue el parecido que tengo con mi hermano mayor”, contó Miranda.
Además, mencionó que “mis hermanos sabían de mi existencia porque mi mamá siempre les contó que había tenido un bebé que dio en adopción y que le había puesto de nombre Félix Fabián”.
Luego de varias charlas con ella, Félix decidió viajar a Misiones, pues actualmente reside en Buenos Aires. “El encuentro lo hicimos en Posadas, en la casa de mi mamá. Prácticamente me vi con todos mis hermanos (son siete)”, recordó.
Y añadió que con su mamá “tuvimos una charla en privado, me contó la historia, su historia, el por qué había tomado la decisión de darme en adopción, me pidió perdón, me dijo que ella sentía mucha vergüenza por lo que había hecho; entonces le dije que no tenía nada que perdonarle, porque para mí el acto que tuvo para conmigo no fue malo, sino que al contrario, soy agradecido porque tal vez en la situación que estaba hubiese sido más fácil no tenerme, abortarme, sin embargo no lo hizo, me dio la oportunidad de vivir y de tener una familia. Estoy sumamente agradecido”.
Asimismo, su mamá le contó que siempre estuvo en sus en sus oraciones, “le pidió a Dios que estuviera bien, que la familia que me adoptara me diera todo, que no me faltara nada”. Y en ese sentido se tiene que quedar tranquila, “tuve todo el amor, todo el cariño que un hijo puede tener por parte de los padres y lo que me impulsó a buscarla era el querer ver mis orígenes, mis raíces”, relató.
“Sin duda que cierra una etapa en mi vida, la de la incertidumbre, de tantos sentimientos escondidos que tenía y a partir de ahora comienza una nueva, incluyéndolos en mi vida”, dijo Félix de Miranda.