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El suboficial de la Policía provincial acusado por la muerte del exconvicto Arnaldo “Nano” Amarilla (33), en un presunto caso de “gatillo fácil” perpetrado en el barrio A-3-2, recibió ayer la prisión preventiva y fue imputado formalmente por el delito de “homicidio calificado por ser miembro de una fuerza de seguridad”.
Dicha calificación prevé una pena de prisión perpetua, es decir, de 35 años de cárcel, en caso de que el uniformado sea encontrado culpable en un debate oral y público, según lo informado por las fuentes a PRIMERA EDICIÓN.
La resolución adoptada en las últimas horas por el magistrado Walter Ricardo Balor, titular del Juzgado de Instrucción 6, al frente de la investigación, guardó relación con los elementos de prueba que obran en el expediente.
Entre ellos se cuentan el testimonio de testigos y del propio imputado, de 33 años, quien a la hora de la declaración indagatoria rompió el silencio y admitió que abrió fuego contra la víctima, aunque aseguró que no sabía que la escopeta Ithaka que maniobraba estaba cargada con balines de plomo y que lo hizo al notar que estaba en riesgo la vida del oficial a cargo del operativo.
El sargento defendido por el abogado particular Víctor Feliciano Verón quedó así formalmente acusado por el delito de “homicidio calificado por ser miembro de una fuerza de seguridad, agravado por la utilización de arma de fuego”.
En tanto, el otro imputado es justamente el oficial a cargo del procedimiento, aunque se encuentra excarcelado en razón de que la imputación que pesa en su contra es mucho más leve. Está acusado por “incumplimiento de los deberes de funcionario público”.
Todo sucedió alrededor de la 1.30 del domingo 1 de julio, en la manzana 18 del populoso complejo habitacional A-3-2, hacia el sur de Posadas.
Al decir del expediente, los policías debieron acudir al lugar al menos dos veces, tras el llamado de vecinos que alertaban sobre una multitudinaria gresca de barrio que tendría como principal protagonista a Amarilla, quien hacía apenas semanas había recuperado la libertad en una causa por homicidio.
Habría sido en la segunda recorrida de los policías por el barrio que el sargento, al decir de la declaración del oficial, sorpresivamente abrió fuego sobre la víctima, quien alcanzó a correr hacia el interior de su vivienda. Ese mismo día, cerca de las 5, un familiar lo encontró sin vida camino al baño.
A la hora de declarar, el suboficial aseguró que disparó porque vio que el sospechoso se acercaba con un objeto en la mano hacia su compañero de servicio. Además, aseguró que el arma debía estar cargada con cartuchos de goma y no de plomo, que le causaron la muerte a Amarilla.