
Luego del llenado del embalse de la represa hidroeléctrica de Yacyretá, muchos pensaban que la Isla del Medio estaba pronto a desaparecer bajo las aguas del río Paraná, en el más absoluto olvido entre Posadas (Argentina) y Encarnación (Paraguay).
Sin embargo, un grupo de intrépidos posadeños, amantes del agua y el disfrute al aire libre decidió darle una vuelta de rosca a la cuestión y en febrero de 2015 decidió poner manos a la obra sobre dicho espacio de tierra y llevarla a una transformación que hoy a simple vista es realmente sorprendente.
Federico Luján, actual presidente de la Asociación Protectora de la Isla del Medio (APIM) relató a PRIMERA EDICIÓN cómo nació este operativo de “rescate” y “recuperación”.
“La isla era un terreno baldío, agreste, selvático, lleno de palos, árboles, ramas y sin costa. Estaba cerca de su desaparición, según los propios referentes de Yacyretá. De igual manera, y pese a ese panorama desolador, la gente se arrimaba a hacer tierra con sus embarcaciones”, relató.
Además, agregó que: “Hablando entre un grupo de personas que íbamos a la isla con nuestros botes, pero que no podíamos bajar por el estado que presentaba la misma, nos preguntamos qué podíamos hacer por la isla. Así nos juntamos, pusimos algo de dinero y el 14 de febrero de 2015 llegamos a la isla con un grupo de cortadores de pasto, con motosierras y guadañas en mano para comenzar con la limpieza de la Isla del Medio”.
Una asociación rápido los nucleó
Luján contó que rápidamente y tras esa primera limpieza, en menos de dos semanas tuvieron la primera reunión en el Club Pira Pytá y se comenzó a organizar las bases de lo que a futuro sería la APIM, la cual hoy está legalmente constituida con personería jurídica 408/15 y más de 200 socios en su seno. A colación del relato del presidente de la APIM, Alberto Margam contó que “se buscó el marco jurídico para tener más poder y presencia”.
“Decidimos recuperar ese lugar”
“Los amantes de los deportes náuticos y a la vida al aire libre, íbamos a la isla del Medio con la familia, señora e hijos, pero no teníamos donde bajar y a las pocas horas volvíamos a Posadas, por eso decidimos recuperar ese lugar y tener un ente donde nuclearnos y trabajar en forma mancomunada”, resaltó Margam.

“Viví todos los procesos que tuvo la isla del Medio
El apoderado legal de esta institución, Carlos Kowalczyk rememoró: “La isla del Medio era ‘enorme’. Los tres la supimos disfrutar antes que el agua suba y se la ‘trague’ casi por completo. Viví todos los procesos que tuvo la isla, desde su época de esplendor, la debacle y este nuevo resurgir que me pone muy contento y a la vez orgulloso”.
“La isla tenía una espesa vegetación, metros y metros de arena y playa, una colorida y variada fauna, dos arroyos y un morro de varios metros de alto. Ese fue el único espacio que se salvó de la creciente de Yacyretá y hoy es lo que quedó de la isla”, destacó.
Kowalczyk continuó con su locución y recordó que en el primer año “lo que hicimos fue limpiar la costa, conservando la vegetación, árboles especialmente, se sacaron todos los palos que estaban sumergidas y a la vista, como así también se hizo una limpieza general de toda la isla”.
Ya en el segundo año, los tres invitados a PRIMERA EDICIÓN, relataron que hubo un trabajo más específico como fue el refulado con arena y la contención de las costas con cubiertas (gomas usadas de auto), puesto que el viento y las olas erosionan las costas y van “comiendo” la tierra y con las gomas se buscó contener esa erosión.
Un cambio notable
En tanto, tras lograr estos cambios, acto seguido se hizo un muelle, un quincho para los socios, parrillas e inclusive se logró llevar energía eléctrica a la isla. No sin antes pasar por mil peripecias, y un mancomunado esfuerzo de un puñado de socios que desafiaron al tiempo, al agua y a los inconvenientes que se presentaron más de una vez.

“Nos gusta lo que hacemos”
El presidente de la APIM explicó y rescató que esta recuperación “fue al mejor estilo prueba y error, y ‘a lo castor’. Que quiero decir con eso, que hicimos todo con lo que teníamos, igual que este noble animalito”.
A lo que agregó: “El secreto de esta gesta, es que nos gusta lo que hacemos. Lejos de cualquier discusión y sin tener en cuenta el culto, sexo, razón social o profesión, todos tiramos de alguna u otra manera para el mismo lado”.
Alberto destacó que “hoy la gente viene a la isla para disfrutar en familia de una jornada agradable de cara al río, con la arena y en un entorno natural único, como lo es estar en una isla”.
“Los socios vienen a comer un asado, a tomar sol, nadar, pescar o realizan alguna actividad acuática y disfrutan de sus embarcaciones junto a familiares, amigos y conocidos. Es algo espectacular, increíble”, añadió.