¡Seguro! Empecemos con la mente abierta que sí podemos, ¡con alegría! Si tenemos cansancio a media mañana y muchos bostezos, trastornos hormonales, artritis o hijos inquietos, notaremos un cambio impresionante en su conducta.
El gluten genera una película que no permite la máxima absorción de nutrientes positivos a nivel intestinal. Muchas personas que reciben el diagnóstico de hiperreactividad, depresión, desequilibrios tiroideos y otras patologías autoinmunes, hoy -a través de la medición de anticuerpos- (gliadina), podemos tener en cuenta la intolerancia al gluten.
Podemos sugerir infusiones de todo tipo en primer lugar y luego de a poco incorporar cereales con frutos secos disueltos en jugos o leche de almendras, hecho con kefir, una mezcla fabulosa.
Es muy fácil hacer la leche de almendras sólo debemos poner a remojar una taza de almendras y luego licuarlas, colar y guardar en la heladera. Si queremos hacerla probiótica es decir para más flora intestinal, dejamos en remojo con agua de kefir ¿cómo hacerlo?
Kefir es un hongo que podemos comprar en farmacias que incluyen alimentos saludables. Es un cuadradito seco que lo ponemos en agua, dejamos en remojo tres días y luego colamos. Podemos endulzar con miel y acostumbrar al paladar a este dulce sano. Los diabéticos pueden consumir miel.
Pueden preparar panqueques con harinas de arroz o garbanzo, otra posible opción para un desayuno saludable sin harinas. Es muy fácil y nos merecemos probar. Intentemos veamos lo sencillo que es.
Susana es una mamá sola con tres hijos. Trabaja y está en mil cosas. Vino a verme por el control de hipotiroidismo. Durante la charla me comentó sobre Pablo, su hijo de seis años, diagnosticado con síndrome de hiperreactividad TDH.
Le sugerí el cambio, pero su respuesta fue tajante: “Pero doctora, no se imagina la falta de tiempo y todas las cosas que debo hacer y no termino, además todo sale más caro. No Puedo. Así estuvo dos meses hasta que volvió y con la naturópata le dimos las pautas, tanto ella como su núcleo familiar pudieron incorporar ideas y fácilmente lo lograron. El tabú fue vencido y todos en su familia notaron los cambios. Lo mejor fue el cambio de Pablo, su maestra sólo dejó ver los buenos hábitos y cómo empezó a estar más receptivo y colaborador.
Hoy pasaron casi dos años y a cada control viene con nuevos comentarios sobre los hábitos que incorporó. Su hijo mayor fue a estudiar a otro lado y le comenta que empezó a elegir alimentos saludables y ganó tiempo y energía toda la familia y ella.
Se permitieron probar no consumir leche de vaca ni pan blanco, en sus desayunos empezaron con poco y hoy durante toda su programación mental fue reacomodándose. Es muy fácil preparar desayunos saludables y los cambios son fabulosos. Sólo necesitamos programarnos para aceptar que los cambios son posibles. No necesitamos tener tanto tiempo ni dinero extra, probemos las nuevas ideas con la convicción de que son para nuestro bien.
Bendecida y feliz, feliz reprogramación de nuestra alimentación. Vivir con plenitud es posible.
Colabora
Marcela Campias
Médica. Clínica.
Especialista en Medicina
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