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El “día después” del operativo en La Aventura, no habría sido de mejor suerte para los cinco aprehendidos el lunes, durante el mediodía, ya que las primeras palabras que emitieron a modo de deslizar una incipiente coartada, correspondieron a débiles versiones.
La más llamativa resultó la que alcanzó a esbozar la entrerriana de 44 años, quien aseguró que llegó junto a los dos paraenenses restantes (de 49 y 28 años) como parte de un “tour de compras de ropas a Paraguay para revender”. Resultó llamativo que entre sus pertenencias no guardaba billete, moneda o tarjeta de débito o crédito alguna.
Quien sí guardaba mucho dinero (56.900 pesos) y tres paquetes (un kilo cada uno) de cocaína de alta pureza era el paraguayo Néstor Fabián Rojas (52), quien se registró en la cabaña 24 con un documento nacional de identidad falso (foto) con el nombre de Germán Gabriel Gava (“GGG”) quien de haber existido con certeza habría cumplido 43 años el martes 7 de agosto, y no 52 como lo señala su cédula paraguaya registrada en Ciudad del Este.
La misma fragilidad de validez a simple vista denotó una licencia de conducir argentina hallada en la billetera con la foto de Rojas y también a nombre del señor Gava, clase 1975.
Regreso demorado
Fuentes exclusivas de PRIMERA EDICIÓN remarcaron ayer que, entre las hipótesis sobre la presencia de Rojas y demás personas alojadas en La Aventura, una de las más sólidas apunta a que los entrerrianos tenían previsto emprender el retorno a Paraná el lunes por la mañana, pero se habría demorado la llegada del cómplice que traería el dinero en efectivo para pagar la droga.
Aquí habría jugado el factor suerte para los pesquisas, que no dejaron pasar la oportunidad y desplegaron el operativo para atrapar en flagrancia a todos los sospechosos, quienes aguardaban descansando en la cabaña 25 o, como el caso del paraguayo y su novia, tomaban mate y sol frente a su habitación.
Ayer además se despejaron las dudas en torno a los dos Fiat Sienna, uno remís y el restante con licencia de taxi, ambos habilitados correctamente por la Municipalidad de Paraná. Ninguno de los rodados tenía pedido de secuestro por robo tampoco.
Se presume que en uno de ellos iban a acondicionar la cocaína y el restante oficiaría como vehículo “abre o limpia caminos” y que advertiría de la presencia de controles de fuerzas de seguridad federales y provinciales en el trayecto.
También insistieron los informantes que la droga tenía como destino el mercado de consumo chileno por su mayor demanda y valor de venta.