Edificando el día a día, poniendo el acento en las cosas pequeñas, sencillas, en las que quizás para muchos parezcan insignificantes. Así es la tarea que desarrolla en pos del medioambiente el Movimiento Ecologista “Ojo de Agua”, que tuvo su origen en 2012, en esta localidad. Fue por iniciativa de una docente jubilada, Nilsa Gladis Rojas de Ferri, que en la década del 70, mientras se desempeñaba como directora de la Escuela provincial 17 se ocupaba de la huerta orgánica ecológica en ese establecimiento. Tras un curso que realizó, comenzó a dedicarse a la ecología y al cuidado del medioambiente y, al parecer, emprender una actividad como ésta le habría quedado como materia pendiente.
Hace seis años, convocó a un grupo de vecinos, entre ellos, el doctor Wenceslao Tuzinkiewicz (ya fallecido), a Mario Daniel Villanueva, Delia Pasiuk, Mirta Ortt, y otros más, para armar un movimiento ecologista. En aquella oportunidad los visitó Rulo Bregagnolo, del Movimiento Ecologista Cuñá Pirú, quien dio pautas “de cómo enfocarnos” y les explicó que como el tema ecología era muy amplio, “al principio van a abarcar distintas temáticas pero después deberán buscar alguna específica”. Su par oriundo de Aristóbulo del Valle había advertido al nuevo grupo que “ecología es todo: si hacés compras y no llevas la bolsa reutilizable, estás tocando un tema ecológico; si circulás por la ruta emitís gases infecto invernadero, y estás tocando un tema ecológico. Entonces tarde o temprano encontrarán su rumbo, a qué dedicarse específicamente”.
Paso a paso
Originariamente “Ojo de agua” comenzó con la elaboración de la ordenanza de prohibición de bolsas plásticas por parte de los comerciantes. Esa norma se dictó en 2012. Y a partir de ese momento se inició una tarea de concientización hasta que hoy es de cumplimiento casi efectivo. “Es una cuestión que lleva su tiempo hasta que la gente se concientice de la contaminación que generan las bolsas”, confió Villanueva, miembro del movimiento.
Otra de las tareas consistió en dar árboles en adopción. En seis años lleva entregados más de 2 mil árboles nativos debidamente registrados. También trabajó en una ordenanza de recuperación de pilas y baterías usadas. Utilizan el sistema de inertización que consiste en colocarlas en envases plásticos con un material que se llama bentonita -una especie de arcilla- y aserrín. Luego se confeccionan bloques verdes de cemento en cuyo interior se colocan las botellas con las pilas usadas y con eso elaboran obras livianas como bancos para plazas.
“Se aísla la pila o la batería del contacto con el medio ambiente. Tratamos que la pila se convierta en un material pasivo. Como no tenemos plantas recicladoras de pilas en el país -hay ensayos hechos en universidades- entonces el mismo sistema que ocupan los grandes recicladores lo usamos nosotros en menor escala. Una vez dentro de la botella plástica se coloca una especie de arcilla que se llama bentonita, eso se endurece y con un poco de aserrín se coloca dentro de los bloques”, explicó.
Finalmente “Ojo de Agua” fue encontrando su destino final y se dedica a la capacitación en la producción de alimentos sanos, o sea, la agroecología. Como Gobernador Roca comprende una zona de gran producción hortícola, “lo que buscamos es capacitar al colono en la producción sana de alimentos”. Desde 2015, los miércoles, el profesor Ricardo De León dicta cursos gratuitos para quienes estén interesados en la temática.
Cuando el clima lo permite, recorren las chacras. De lo contrario se juntan en el SUM que se ubica detrás del edificio comunal. Y en los últimos tres años se formó una Red de Producción Agroecológica “Roca verde”, que tiene su sistema de trabajo y posee vida propia. “Son pocos productores pero cada año se va sumando a quienes se van volcando a la producción de alimentos sin el uso de agroquímicos sintéticos”, sostuvo Villanueva, que además se encarga de actualizar el Facebook del Movimiento Ecologista con el fin que todos sepan los pasos que se dan, las decisiones que toman y las obras que realizan.
En esta tarea silenciosa lograron traer al municipio la Tecnicatura Superior en Agroecología. De esta manera, los hijos de productores que quedarán en la chacra a trabajar con los padres pueden terminar el secundario y asistir al terciario que se dicta en la localidad. Mientras se esperaba el permiso del Consejo General de Educación para poder construir tres salones propios en el mismo predio, funcionó en aulas cedidas por la Escuela 17. “Construimos nuestro propio espacio en el mismo terreno, que tiene casi dos hectáreas. Todo se hizo a pulmón, con aportes privados y ayuda de la Municipalidad local. Pero ahora luchamos para edificar los sanitarios porque estamos alquilando un baño químico. Es el primer terciario del municipio y a él concurren chicos de las colonias de Gobernador Roca, de Buenos Aires, Posadas, El Bolsón. Más del 80% estudia gracias a las becas que recibe. Está relacionado a la actividad que motoriza a la comunidad que es la agricultura. Viene muy bien para la salud, el medio ambiente, el aspecto laboral, para que la economía de la comunidad, que es pequeña pero pujante, se motorice”, manifestó el ecologista, que reconoció que “no tenemos premios por lo que hacemos” pero que “las gratificaciones son muchas”.
Cada integrante del Movimiento tiene su propia actividad (amas de casa, comerciantes, docentes jubiladas, estudiantes, escribano) y ocupa su tiempo -que no sobra- en estas actividades que además son un cable a tierra en el ámbito laboral diario. “Siempre se hace un espacio para esto que es nuestra pasión. Si uno no tiene sentido de desprendimiento, desapego y pasión por lo que hace, no lo podría participar porque acá no hay ninguna contraprestación y ningún premio. Lo hacemos por la sola gratificación de hacerlo y porque hay un corazón conservacionista, ecologista que late. Y en eso estamos. Es un grupo chico pero dinámico, que logró muchas cosas en poco tiempo”, admitió.