Me parece difícil que muchos de los artilugios que se pretenden emplear para exculpar o disminuir la responsabilidad de algunos (“arrepentidos”, por ejemplo) sirvan para desligarlos de lo que se ha llamado la “Corrupción K”, en el interés de enterrar al kirchnerismo y encarcelar a sus principales figuras.
Más allá de la veracidad de lo allí denunciado –algo verosímil a la luz de lo que trasciende–, el juego me parece muy osado. Puede arrastrar a exfuncionarios, gobernantes actuales y empresarios, y poner en mayor jaque a la ya en crisis economía argentina. Ello permitiría el ingreso, sin freno, de las empresas transnacionales en detrimento de las propias.
Francisco T. Moreira
Posadas (Misiones)