La niña tiene una discapacidad del 100%. Puede ver y oír, pero hasta para alimentarse requiere de ayuda. La beba tiene hidrocefalia congénita motriz, no camina, tampoco habla y es incapaz de agarrar su biberón por sí sola. En estos meses tienen que volver a colocarle una sonda, es el requerimiento de una cirugía de biodeglución a la que se sometió recientemente.
Sin embargo, pese a que María tramita la tenencia definitiva, cada día se le hace más cuesta arriba no tener los papeles completamente en regla.
“Eso es lo que más pido, porque yo me hice cargo de ella desde que nació. Ahora que estoy viuda, la tengo que llevar conmigo a todos lados para demostrar (por ejemplo en el banco o la ANSES) que yo la cuido”, contó la mujer a PRIMERA EDICIÓN en una larga charla en su casa, situada en el barrio La Isla, uno de los más alejados de la zona Sur capitalina.
“Toda la vida pedí la tenencia. Hay un expediente que se lleva en la Justicia y donde constan hasta los tratamientos médicos a dónde la llevo, pero hasta hoy no hay nada firme. Tengo una guarda provisoria que, luego del fallecimiento de mi esposo (abuelo de sangre de la bebé), ya vence en octubre”, relató.
Si logra la tenencia definitiva, por ejemplo, ya no tendrá que cargarla los días de frío, lluvia o calor para hacer trámites en organismos nacionales como la ANSES o el banco, donde, si no la lleva, no puede cobrar las asignaciones por discapacidad que le corresponden.
Como único ingreso, María de Lima tiene un sueldo como madre de siete hijos. Por ello, se mostró afligida por las facturas de agua y luz que tiene que afrontar y que, por ejemplo, el mes pasado superó los 3.000 pesos.
“¿Cómo hago, si Atiana depende exclusivamente de mí y no puedo salir a trabajar? Hoy no tengo ni para un boleto de colectivo”, señaló al momento de la entrevista.
Cuesta arriba
María está sola desde hace dos años. Su esposo murió en un accidente de tránsito y ella se quedó con cuatro hijos menores a cargo, además de la bebé. En esas circunstancias, la mamá de Atiana le volvió asegurar que no desea llevársela.
Contó María que la pequeña tiene necesidades que deben ser cumplidas para garantizar su supervivencia. Entre ellas, precisa seis comidas diarias “y a veces no hay, no me alcanza para comprar frutas o verduras, que por semana insumen casi mil pesos”, contó sobre el día a día.
“Todo es complicado. No hay pañales en Salud Pública desde hace dos semanas. Con la ayuda de mi hija, le vamos comprando y donde yo puedo, voy a pedir”, dijo mientras pasaba la mano por la cabeza y el cabello de la niña, sentada en su nuevo cochecito donado por el IPLyC.
Para colaborar con María pueden comunicarse al 3755231905