Uno ya pierde la cuenta de quién es quién en la trama con tantos allanamientos, detenidos, arrepentidos, prófugos (como el misionero Thomas).
Bienvenido sea que la gente pueda acceder a esa información, a los detalles, pero es importante que los misioneros, como los argentinos en general, aprendan a “depurar” los datos de la corrupción. Me refiero específicamente a ver más allá de los partidos, los gobiernos, las empresas, las personas, ¡lo mal que estamos como país!
A mí me resulta imposible explicarles a mis nietos y sus amigos frente a qué estamos en este momento. Más aún cuando en las familias no les parece trascendente que la corrupción mueva tantos miles de millones de pesos en un país pobre como el nuestro.
Escucho casi asqueado a dirigentes que se escudan y defienden diciendo que el “club de la obra pública” ya existía cuando gobernaron. ¿Y qué hicieron para terminar con las dádivas en un marco de acción inescrupulosa como la que vivimos en la Argentina? ¡Nada!
Debemos celebrar que esta democracia nos permita ver por diferentes medios los detalles de una investigación judicial sin antecedentes en el país, teniendo lo más cercano en Brasil.
El año que viene habrá elecciones en distintos ámbitos. Hay que estar atentos a los datos para acordarnos de quién es quién en esta inmunda corrupción. Los argentinos tenemos un problema grave: nos falla la memoria y somos capaces de repetir como loros “roba pero hace” como quien pide una chipa. Acá tenemos los resultados del argentinismo incapaz.
Marcelo González
Posadas (Misiones)