El velatorio en la parroquia fue abierto a la comunidad y durante la jornada de ayer fue incesante el movimiento de personas que se acercaron para darle el último adiós.
Por la tarde se llevó a cabo la misa de exequias, concelebrada por varios sacerdotes en un templo que lució repleto.
En el recuerdo de todos quedarán sus misas, con ese toque cubano tan particular, como así también el retiro de Misioneros Parroquiales, donde, en cada encuentro, el sacerdote llenaba el espíritu de los participantes.
“Pastor con olor a ovejas” es la mejor definición para este humilde religioso que, apenas se sumó a la gran familia de Santos Mártires, se ganó el cariño, el respeto y la admiración de todos los fieles.
Siempre dispuesto a escuchar, a dar el consejo preciso o a tender la mano a quien lo necesitaba, “Chuco” (como más le gustaba que lo llamen) dejó una huella imborrable en todos los que tuvieron el placer de conocerlo.
El Padre “Chuco” ya descansa en paz y su recuerdo vivirá por siempre en la comunidad de Santos Mártires.