Cuando eres demasiado “bueno” con los demás, te vuelves demasiado “malo” contigo.
Cuando eres “bueno” por encima de tu bienestar lo que estás haciendo en realidad es buscar aceptación, aprobación y sobre todo reconocimiento.
Las personas que viven en esta dinámica han experimentado ya en la infancia cierta falta de reconocimiento principalmente por parte de sus tutores y al día de hoy siguen buscando el mismo en sus diferentes relaciones.
Este patrón conlleva a actitudes de suma incoherencia tales como:
• Hacer cosas que no se quiere por no querer decir no.
• Renunciar a los propios deseos y sueños por complacer el de los demás (padres u otras personas).
• Someterse a situaciones incómodas e indeseadas por agradar o no desagradar.
• Privarse de hacer lo que le gusta por el qué dirán.
• Soportar destrato por “no ser mala persona”.
• Permanecer en situaciones y relaciones tóxicas por motivos (justificaciones) tales como: “Es que es mi madre”; “Es que es mi pareja”; “Es que es el padre de mis hijos”; “Es que sin él/ella ¿cómo podré?”; “Es que nadie más me querrá”; “Más vale malo conocido que bueno por conocer”…
Y muchas otras justificaciones que mantienen a la persona viviendo una y otra vez experiencias de sometimiento, agresividad y constante sufrimiento bajo la idea de que lo soporta todo porque “es una muy buena persona”.
Si vives experiencias como estas date cuenta de que mientras sigas sostenido esta actitud dañina hacia ti misma sólo recibirás más de lo deseas alejar.
La manera de conseguir la aprobación que buscas es dártela a ti misma.
Búscala en tu interior, conecta con ello y por mucho que te cueste aléjate de una vez de todo ese torbellino de sufrimiento que te has generado buscando lo que necesitas donde no está, ni estará, pues lo que no te das a ti misma jamás podrás verlo afuera, lo que no experimentas internamente no puedes experimentarlo externamente. Conviértete en aquello que deseas recibir y tú mundo se transformará en un igual, en un reflejo que te corroborará este nuevo sentir, este darte y recibir. Sólo tú puedes hacerlo, de otra manera nadie nunca va a dártelo porque lo único que la vida te da es lo que te das a ti mismo.
Recreate, reinventate, renace. Deja de morir y ¡comienza a vivir!
En tus manos está. Fuerza no te falta mas sí tomar una nueva decisión. Elige de nuevo hoy y esta vez por favor: Elegíte.
Colabora
Alejandro Piriz
Terapeuta en Sanación Bio-Emocional
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