Ya saben que al ajuste que desarrolla la administración central y que se traduce en golpes a las arcas de los distritos se sumarán otros que tensarán todavía más las alicaídas economías regionales.
El Gobierno nacional busca con este proyecto y con la adhesión de los gobernadores seguir dando señales al mercado, ganar algo de toda esa confianza perdida y allanarse el camino aunque lo que haya por delante sea más crisis.
Sobre el lugar, el día y la hora de la reunión no hay precisiones, aunque podría ser el martes por la tarde. Sí se sabe que participarán el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y los ministros Rogelio Frigerio y Nicolás Dujovne.
El objetivo es sellar el acuerdo para ajustar el déficit fiscal en 400.000 millones de pesos y alcanzar el ansiado “equilibrio fiscal”. Para ello Frigerio ya les comunicó a los ministros de Hacienda de las provincias y también a los gobernadores que el ajuste no se terminó, que todavía quedan manijas por apretar.
El acuerdo sólo fue posible porque Mauricio Macri finalmente aceptó completar el ajuste de esos recursos no solo con la reducción de gastos, sino también con nuevos ingresos: nuevas retenciones a las exportaciones, Bienes Personales y reducción de reintegros a las exportaciones.
Así las cosas, las provincias aceptarían absorber gastos por más de 40.000 millones de pesos de subsidios al transporte y por 14.500 millones del subsidio de tarifa social eléctrica.
Anteriormente ya habían sufrido un primer recorte por 26.000 millones del Fondo Federal Solidario (Fondo de la Soja). De ese monto 650 millones de pesos le correspondían a Misiones y estaban destinados a obras y compra de maquinaria.
Está todo listo entonces. En poco tiempo el Gobierno tendrá su presupuesto y ya no le quedarán excusas. Tendrá entonces que administrar la crisis que dejó crecer a sus pies. Tendrá que administrar lo que queda.