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Satóstegui Rossi nació en la capital misionera, donde hizo parte de la escuela primaria, se radicó un tiempo en Corrientes y regresó a su ciudad natal para finalizar el secundario, en el Colegio Santa María. Como buena amante de las matemáticas se inclinó por la ingeniería, carrera que inició en Buenos Aires pero que, problemas familiares la obligaron a dejar.
Otra vez en la tierra colorada, estudió el Profesorado en Psicopedagogía, una carrera que daba sus primeros pasos en el país (esta profesión nació en universidades argentinas en 1953) y había un arduo trabajo por delante. “Para que este tuviera una salida laboral independiente fundé la Asociación de Psicopedagogos de Misiones, hoy Colegio Profesional. Desde allí y con el apoyo del obispo de Posadas, Jorge Kemerer gestioné y logré un acuerdo con la Universidad Católica de Santa Fe para completar la carrera de Psicopedagogía Universitaria”, confió la docente. Y añadió que “este convenio fue la base para que exista una sede de esta casa de estudios en Misiones”.
Además, recordó que por entonces, en 1980, “ya había fundado el Colegio San Patricio, jardines y primaria, con doble escolaridad y bilingüe en Posadas, primero en su tipo de enseñanza en la provincia pero, al no contar con apoyo del Estado, era muy difícil sostenerlo económicamente y se lo vendí al ingeniero José Luis Coll, quien como yo contó con el asesoramiento del profesor Antonio Salonia, desarrollista en la parte metodológica”.
“Una vez terminada mi carrera, siendo ya presidente y fundadora de la Federación Argentina de Psicopedagogos, abrí nuevamente mi consultorio en la Clínica San Martín y logré el convenio con el IPS para que los psicopedagogos cobren a través de un nomenclador”, sostuvo.
La década del ‘90 encontró a Satóstegui Rossi muy comprometida con la educación, “por la formación profesional que tenía y porque me interesaba mucho que la infancia tuviera una base suficiente escolar para seguir adelante”. Reconoció que su madre, sus profesores y monseñor Kemerer, “mi gran mentor”, fueron sus modelos principales.
Aunque una oferta laboral en Buenos Aires la motivó a abandonar su tierra, en la capital del país, además obtuvo un nombramiento en la recién creada Secretaría de Estado de Ambiente y Desarrollo Sustentable y, “para estar de acuerdo con mis funciones, cursé en La Plata el postgrado en Gestión Ambiental, para el que tomé como tema de tesis a la Reserva de Biosfera Yabotí, para armar en ella un centro de capacitación”, contó.
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“Allí trabajé 25 años, hasta que me jubilé en enero pasado. Cumplí varias funciones y realicé jornadas, congresos, convenios nacionales e internacionales. Estuve en las áreas de Educación, Difusión, Comité MAB de Reservas de Biosfera, Biodiversidad, Ciudades Sustentables y Producción y Consumo Sustentable. En el año 2000 decidí conectarme con PRIMERA EDICIÓN, por entonces no existían carreras universitarias en ambiente, ni periodistas especializados y Francisco Wipplinger me otorgó todos los lunes la columna ambiental de su diario. Escribí 100 artículos que en esa época se enviaban por fax”, memoró.
Por otra parte, en “2005 logré un convenio con Euskadi, país Vasco y la Secretaría de Ambiente de la Nación. Se trabajó en lo que sería una experiencia piloto en doce ciudades argentinas. En sus escuelas primarias, secundarias y municipios. Una fue Posadas”.
Y agregó que “este trabajo fue premiado por la UNESCO en la Reunión de la Carta de la Tierra en San José de Costa Rica, en 2006, a la que fui invitada junto a otros docentes de Latinoamérica a desarrollar los presupuestos básicos para la educación ambiental de los siguientes diez años”. Invitación que se repitió en 2011.
Para entonces, además, Satóstegui Rossi ya se había capacitado en Curitiba, en Ciudades Sustentables, y luego trabajó en “Producción Limpia”. Pero había más y entendió necesario cursar la Maestría en Economía Aplicada en la Universidad Católica de Buenos Aires (UCA). Una vez más la tierra colorada fue tema de tesis. “Competitividad Sistémica para PyME madereras de Misiones”. “Me recibí y volví a gestionar a Misiones y a Corrientes mis ideas de trabajo. Mi provincia nuevamente me abrió las puertas de sus diarios, lo cual me llenó de alegría y satisfacción”, remarcó, porque “amo mi tierra colorada. Volvería con mucho gusto. Me costó tremendamente ambientarme y abrirme paso sola en Buenos Aires, aunque creo que lo logré”, reveló la docente.