El 11 de marzo de 2008, apenas 24 horas después de la publicación de la Resolución 125 que establecía las famosas retenciones móviles de Martín Lousteau, los presidentes de las cuatro entidades tradicionales del agro se reunían y daban cuerpo a la Mesa de Enlace. Diez años después el gobierno de Cambiemos reimplantó los derechos de exportación que había eliminado a fin de 2015. Pero aquel bloque agropecuario no se ha reunido. Por separado, las ruralistas mascullan bronca y muestran su decepción con la gestión de Mauricio Macri.
La reacción más dura, sin duda, fue la de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), liderada por Dardo Chiesa y conformada por unas 300 sociedades rurales de base. Su comunicado de prensa ha sido durísimo. “El que traiciona la confianza una vez, la puede traicionar siempre”, se titula, dando a entender que será muy difícil recomponer relaciones normales con esta gestión.
“La decisión de reimponer las retenciones a la exportación de productos agropecuarios rompe definitivamente la palabra empeñada por el Presidente de la República, en reuniones privadas y anuncios públicos en donde sostuvo la calificación de pésimo impuesto y regresión tributaria, sin embargo a la fecha se han vuelto a instrumentar”, explica CRA sobre esa posición tan dura.
Omar Príncipe, de la Federación Agraria Argentina, fue igualmente duro, aunque en su caso era más previsible. “Lo primero a decir es que las medidas afectan a muchos sectores, pero desde la Federación Agraria debemos hablar en primer lugar por los pequeños y medianos productores, un segmento de la producción que ya venía complicado, con falta de financiamiento, inflación y suba de tarifas, más altísimas tasas de interés.