Si bien siempre se buscó hacer entender que no estamos ante una epidemia ni una emergencia, la salud de un hijo no entiende de palabras y los progenitores van a salir a buscar un profesional que revise y determine qué tienen sus niños.
Es allí donde el sistema sanitario misionero debe estar preparado (desde los administrativos, pasando por los profesionales médicos y enfermeros, hasta las autoridades de los nosocomios) para contener a los adultos y a los pacientes. Con explicaciones sencillas, información entendible por todos y, muy especialmente, con la aplicación de todas las medidas sanitarias acordes a la situación de cada uno de los enfermos.
Las cifras sobre el incremento de pacientes en el Pediátrico, son una muestra más que la red privada de sanatorios dejó a los afiliados de obras sociales -como a quienes quieren pagar una consulta- sin guardia pediátrica.
Entonces son los hospitales del Estado los que deben dar una respuesta a esos padres que la exigen (no sólo la requieren) en la búsqueda de información profesional.
Son días muy “especiales” para la salud pública y, seguramente, lo seguirán siendo hasta tanto se pueda generar mayor claridad sobre la bacteria que se enfrenta sabiendo que el Malbrán analizará las muestras de los seis fallecidos (incluida la misionera Luana Kruka) con el fin de conocer si la cepa que se combate es diferente a lo conocido hasta el momento.
Por ello, el Estado debe estar preparado para dar contención y respuesta a una población cargada de nerviosismo y desinformación.