Jorge Daniel “Pelado” Brítez (11) pasaba por el lugar en compañía de su amigo Maximiliano Piriz. Se dirigía a un comercio del pueblo a comprar papel de regalo para envolver el obsequio que él había armado en la clase de manualidades de la escuela.
Le llamó la atención esa caja plástica de tapa roja que estaba a centímetros de la vereda. “Pelado” se acercó, la levantó y esto produjo una explosión que se escuchó en todo El Alcázar. Su amigo, que intuyó algo, había retrocedido unos pasos y la deflagración le rompió las piernas. Jorge, en cambio, quedó totalmente eviscerado en el lugar.
El entonces juez de instrucción, Éctor Acosta, tomó el caso. A medida que pasaron los días y las sospechas de la bomba recaían sobre el médico Salazar del Risco, este ni siquiera llegó a imputarlo.
Once días después, la declaración de un testigo motivó la detención del médico. A la par, corrían las recusaciones contra Acosta. Finalmente fue apartado el 27 de octubre de aquel año.
El caso se ventiló en el juicio que se llevó adelante desde el 13 de noviembre del 2000, en el Tribunal Penal 1 de Posadas. Tras ocho días de audiencias, en base a las “abrumadoras pruebas”, en su alegato la fiscal Liliana Picazo pidió que el médico sea condenado a cadena perpetua. En tanto el defensor José Mass pidió su absolución.
En fallo dividido, el Tribunal resolvió absolver a Salazar del Risco. Apenas se empezó a leer la sentencia, hubo desmanes en la sala. Varios de los presentes quisieron hacer justicia por mano propia. El médico salió con un ojo morado de la sala posadeña.