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Tres veces a la semana Morena Garrido y un grupo de amigas y socias de la cooperativa de trabajo “Mujeres al Frente”, sirven la merienda a los niños de la chacra 26, lindante al Parque Adam.
“No se puede todos los días, pero ellos lo valoran igual. Sienten que alguien se preocupa”, relató la mujer, cuya historia de vida es de lucha y supervivencia.
Ella, al igual que sus compañeras de la cooperativa tuvo que comenzar de cero tras reconocerse víctima de violencia de género, escapar de su agresor y convertirse en arquitecta de su destino.
Con esa capacidad de resiliencia, Garrido ayudó a constituir la asociación, la cual no sólo atiende la problemática de los chicos de la 26, sino que trabajan de forma similar en otros barrios capitalinos: El Piedral ( que es donde ella vive), Papa Francisco (donde funciona un comedor y merendero modelo).
Este grupo de la cooperativa puede trabajar de esa manera, con el servicio gracias al Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia.
Como el merendero de la 26 es uno de los proyectos más recientes de la cooperativa, las cosas todavía son bastante precarias y a pulmón. La piecita donde preparan los alimentos ni siquiera tiene techo y las chicas están gestionando recursos para poner la sala en condiciones.
Están bastante adelantadas, el vicegobernador Herrera Ahuad, puesto al tanto de la situación se encargó que reciban chapas de zinc, ahora resta conseguir los clavadores. Si lo colocan tal como está en la actualidad podrían desmoronase “porque las maderas son muy finitas para soportar el zinc”, explicó Morena.
Sin servicio
“El techo ya no daba para más y con la lluvia no soportó. Por suerte ya conseguimos las chapas y nos encontramos a la espera de otros materiales necesarios para poner la obra en forma segura, para no poner en riesgo a la gurisada”, explicó.
Solamente en esa chacra, estas señoras asisten a los hijos de más de 170 familias que viven en el lugar.
Hasta ahora venían cumpliendo con la merienda, pero la lluvia del lunes y el martes les jugó una mala pasada. Como no tienen cocina, la leche se prepara en una olla de 25 litros que se mete a la leña. Como está mojada, quedó suspendido momentáneamente el servicio, a lo que Morena comentó: “Sería un gran alivio contar siquiera con una cocinita y garrafa”, suspiró.
La cooperativa de trabajo “Mujeres al Frente” además de administrar los comedores y merenderos, se ocupa de conseguir contratos de trabajo para sus asociadas, capacitarlas y hacerlas sentir que no están solas en la adversidad. Que se tienen unas a otras.
“Veníamos sirviendo alimentos por la tarde, tres o cuatro veces a la semana: un vaso de leche y pan. Pero el sábado pasado pudimos hacer una colecta entre todas y preparar un almuerzo. Se nos llenó de chiquitos”, relató la señora quien se mostró muy sensibilizada ante la necesidad ajena.
“Mujeres al Frente”
La cooperativa “Mujeres al Frente” es una organización con tintes barriales que nuclea alrededor de 50 mujeres. Ellas se autosustentan, ya que cada una ha encontrado un lugar donde desempeñarse en la sociedad. Realizan desde trabajos de costura, panadería e integran, entre otras tareas, cuadrillas de desmalezamiento que dependen de contratos con el Estado, según el organismo que requiera de sus servicios (IPRODHA o Vialidad, entre otros).
Todas las chicas de la asociación han sido víctimas de violencia doméstica. Mediante un trabajo de difusión boca a boca, las mujeres se encuentran, conocen y se ayudan mutuamente.
Indicó Garrido: “Todas hemos sido maltratadas por nuestras parejas, somos madres de familia numerosa, con siete chicos o más a nuestro cargo; por eso necesitamos trabajar porque somos las responsables de hogar, donde cuentan con el sustento que les podemos dar”.