La acumulación de problemas que rodean al Grupo Z, por los precios del boleto y la calidad del servicio, parece no tener solución concreta que le den un corte final.
Teniendo en cuenta además la antigua costumbre del monopolio de evitar realizar inversiones que impliquen mejoras para el usuario, así como también esquiva la posibilidad de dar a conocer los movimientos contables que realiza con los millonarios subsidios que percibe, tanto a nivel provincial como nacional.
Durante esta semana se vivió un nuevo incremento en el precio del boleto en el Sistema Integrado de Transporte, el tercero del año, con lo cual el valor en Posadas pasó de 12 a 15 pesos con tarjeta Sube, mientras que sin el uso del plástico creció de 13 a 21 pesos. En tanto que para Garupá se aplica un importe de 19,43 pesos con Sube y 27 sin la tarjeta. El trayecto hasta Candelaria alcanzó una cifra de 22,91 pesos con el plástico y 32 sin Sube.
A la suba del boleto, que la mayoría de los usuarios calificó de “muy elevada”, se suman los cuestionamientos por la “pésima prestación del servicio”, el mal estado de las paradas, falta de frecuencias y ausencia de información real actualizada sobre los horarios y recorridos.
PRIMERA EDICIÓN realizó un relevamiento en diversos puntos de la ciudad para consultar las opiniones de los usuarios de colectivo.
Ya que los empresarios cobran tan caro el boleto que hagan más paradas de colectivos con techos y buen estado, y que instalen aire acondicionado en todas las unidades. Además, en la ruta 213 se necesitan más coches principalmente en los horarios pico porque a veces los choferes no se detienen y dejan a la gente en la calle por la falta de espacio, ya vienen sobrecargados de otros barrios”, señaló Yolanda, ama de casa del barrio Mini City.
En tanto que sobre el precio del boleto consideró que “tiene un costo muy elevado, tienen que pensar que muchas personas deben viajar hasta cuatro veces por día por sus trabajos”.
Por su parte, Nilda, jubilada del barrio Villa Urquiza cuestionó la falta de líneas sobre la avenida Francisco de Haro, siendo que antes tenían varias opciones sobre la misma arteria.
Mario, del barrio A-4, manifestó que “principalmente en la estación de transferencia es un desastre, siempre está lleno de gente. En horarios pico deberían poner unidades exclusivas para estudiantes, eso puede servir para descomprimir un poco. En las publicidades muestran fotos donde los pasajeros van sentados y tranquilos pero la realidad es otra, viajamos todos encimados, apretados e incómodos”.
Bienvenido Godoy de Villa Cabello declaró: “El precio es muy exagerado. Para los trabajadores que viajan todos los días, algunos hasta 4 veces por día, es imposible poder pagar el precio que pusieron”.
Mientras que Teresita del barrio Palomar expresó que “lamentablemente los usuarios nos tenemos que adaptar a que suban el precio cuando quieren y que a veces las unidades no estén en las mejores condiciones”.
“Estamos en ajuste con todos los precios, no tenemos opción si queremos usar el servicio, pero me parece que no es nada justo que una empresa subsidiada tenga que hacer aumentos tan grandes. Además por el uso de la Sube trabajan con nuestro dinero por adelantado”, comentó Mariel, de la chacra 71.
Gabriela del barrio Manantial opinó que “es una vergüenza que haya una suba más del pasaje, teniendo en cuenta que los sueldos son bajísimos. El servicio de transporte es muy malo, más en época de verano, y los horarios son un desastre también”.
“Es una vergüenza que suban tanto el precio. A los trabajadores no nos alcanza el dinero para pagar tanta plata para viajar todos los días. Además los colectivos no pasan en horario y se viaja mal, todos apretados porque hay pocas unidades. Las empresas dicen que no les alcanza con lo que cobran, pero eso es mentira, en realidad no les importa cómo viaja el pasajero y se llenan sus bolsillos”, aseguró Marilin del barrio Los Álamos.
Al mismo tiempo José, del barrio Belén contó: “Por la obligación de tener que hacer combinaciones de colectivo me lleva más de una hora recorrer menos de diez kilómetros para llegar de mi casa al trabajo. El colectivo que me lleva hasta la estación de transferencia llega unos minutos después que sale el segundo coche que tengo que tomar, entonces tengo que esperar casi media hora para que venga el siguiente, eso es lo que me retrasa siempre”.
Representación de los barrios
Daniel Morel, integrante de la Unión de Comisiones Vecinales recordó a este Diario que “el día que se realizó la audiencia pública todos los que estuvimos presente manifestamos nuestro descontento ante el nuevo incremento. Considerando que la población en lo que va del año no tuvo más de un 15% o 20% de incremento en el salario. Esto se ve reflejado en la crisis económica. Lamentablemente el sector empresarial de transporte obtuvo un 50% de aumento para el precio del boleto que se aplicó en enero y julio. Ahora con la suba de octubre se alcanzó un 75% de aumento del valor con la Sube y casi un 90% sin la tarjeta”.
La audiencia pública para lo único que nos sirvió es para hacer catarsis porque no es vinculante a la decisión de aumentar los precios. Es una formalidad”, amplió.
“Como organización realizamos dos propuestas puntuales que se presentaron en abril del año pasado: la modificación de la Carta Orgánica para que el Concejo Deliberante tenga injerencia en la discusión de las tarifas y el llamado a licitación pública. Esto todavía no fue analizado”, remarcó Morel al tiempo que agregó:
Si es cierto que al empresario no le conviene operar en la ciudad, que se vaya y deje competir a otras empresas”.