Marina, a los 48 años estaba frente a mí, triste, angustiada, contándome sobre los dolores generalizados que sentía y del desgano constante. Tenía su familia sana y bien, un trabajo estable y sin embargo vivía desganada y dolorida. El dolor hoy es aquí y mañana allá. Decía: “me siento tan mal, me duele todo”.
Esa condición le impedía disfrutar de muchas actividades familiares y con amigos. Siempre respondía: hoy no, otro día y ese día no llegaba. Tomaba relajantes, antinflamatorios y para la gastritis algo más. No podía escuchar más los eternos consejos: “poné voluntad, andá al gimnasio, salí, hacé algo diferente que ir al médico”. Se sentía realmente mal porque no podían entenderla.
Sus análisis tradicionales denotaban que estaba bien, pero ella cada vez estaba peor. Cuando comenzamos a revisarla, las contracturas cervicales eran impresionantes, tensión mandibular y una rigidez tal que no podía mantener los brazos en alto.
¿Cómo no iba a tener cefaleas, disminución de concentración y memoria?
Las respiraciones profundas eran dificultosas y la molestia en la boca del estómago una constante.
Tenía colesterol alto que atribuía a antecedentes familiares, ya que por la gastritis no podía casi variar las comidas.
Su situación emocional empeoraba, el cuerpo empeoraba y todos insistían en su voluntad de estar mejor, decían los opinólogos que la rodeaban. Sólo la lastimaban más, porque su cuerpo no respondía.
Con estudios específicos y un tipo de masajes craneales que produce un efecto específico sobre los músculos, de manera muy suave y digitopresión. Los resultados dieron alterados el aluminio, plomo, magnesio y el calcio, es decir, metales pesados.
Otros tiempos
Quienes tenemos más de 35 años corremos el riesgo de tener más metales pesados por la acumulación en años de exposición. Antes, las emplomaduras dentales eran de plomo, los envases de pasta de dientes o latas de conservas ¿cómo eran?, pues todo eso se pudo ver lo negativo que eran y los trastornos que producían. Se comprobó lo negativo de los depósitos en el cerebro y cómo generan placas que se encuentran en autopsias de pacientes con enfermedades degenerativas.
Comenzamos con quelaciones y tratamientos de Nutrición Celular.
Además de los masajes quincenales Cráneo Cefálicos que produjeron el broche de oro para el cambio.
El bienestar fue cambiando su rostro y hoy puede volver a ser ella. Instauró rutina de ejercicios y alimentación, su familia volvió a gozar de ella y su sonrisa una vez más los acompañaba.
Los dolores muchas veces corresponden a patologías que no son comunes, pero no por eso menos reales. Minimizar lo que sentimos es no darnos importancia al llamado de nuestro cuerpo.
Con el aprecio de siempre les deseo una hermosa semana.
Colabora
Marcela Campias
Médica. Clínica.
Especialista en Medicina Orthomolecular. CIMO
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