Es una figura histórica escasamente reivindicada por los movimientos feministas de nuestro país. No hay estatuas ni placas que la recuerden, a pesar de haber recibido del mismísimo general Manuel Belgrano, el 24 de setiembre de 1812 el título de “Capitana del Ejército y Madre de la Patria”.
En el mes de las madres la recordamos desde aquí por haber ejercido el feminismo de manera sencilla y efectiva, rompiendo con todas las discriminaciones: era negra, era pobre y era mujer.
Se llamaba María Remedios del Valle, nacida en Buenos Aires en fecha incierta hacia 1766. Junto con su esposo y tres hijos se sumó a la Revolución de Mayo y posteriormente se integró al Ejército del Norte participando en las batallas de El Desaguadero, Salta, Vilcapugio y Ayohuma.
Por su valentía el general Belgrano le otorga los títulos de Capitana y Madre de la Patria. Siguiendo a las huestes de Arenales y Güemes perdió en batalla a su esposo y tres hijos.
Cuando Belgrano fue derrotado en Vilcapugio, María Remedios fue herida y tomada prisionera por el enemigo. Durante 9 días recibió el azote público y jamás perdió su temple a pesar de quedar muy herida. Logró escapar para reincorporarse a las fuerzas patriotas.
El general Gregorio de Lamadrid, quien participó de estas batallas de 1813, escribió: “es digno de transmitirse a la historia una acción sublime que practicaba una morena,(…) llamada “tía María” y conocida por todo el ejército como “Madre de la Patria”. Mientras duraba el horroroso cañoneo y con un sol que abrazaba se la vio con otras dos llevando cántaros de agua…”, para distribuir entre los soldados.
Años después, hacia 1827, el general Viamonte la encuentra pidiendo limosna en la Plaza de la Recova. Plantea su caso en la Legislatura y se la ratifica como Capitán de Infantería para cobrar un pequeño sueldo y salir de la mendicidad. Luego fue ascendida a Sargento Mayor de Caballería. Falleció el 8 de noviembre de 1847.
“María Remedios del Valle, la Madre de la Patria, la parda que perdió a toda su familia en el servicio a la Nación, murió pobre, su tumba aún no ha sido identificada ni se erigió ningún monolito en su homenaje. Como otras mujeres heroínas dignas de nuestro respeto y admiración, María murió con lo que tenía puesto, nada más ni nada menos que la Patria en su corazón”. (Asoc.Cultural Sanmartiniana de La Banda).
Colabora
Hilda González
Abogada.
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