Germán Garavano es un ministro de confianza del presidente Mauricio Macri. Y si habla de su ámbito, la Justicia y los derechos humanos, habla en nombre del Ejecutivo. Porque no se puede separar la persona del cargo, menos cuando en la opinión pública mediática no dijo haberla expresado de manera personal.
Tal vez ese no fue el eje del conflicto, con la expresidenta Cristina Kirchner de por medio, pero sí la gota que terminó de llenar el vaso de la paciencia, nada menos, que de Elisa “Lilita” Carrió. Sin ningún filtro, la legisladora le salió al cruce por sus opiniones y le anunció un pedido de juicio político. Venía de ser protagonista directa de un “plantón” de Cambiemos para hacerse cargo de la Comisión Bicameral de control del Ministerio Público Fiscal al que finalmente renunció.
La interna política-institucional en Cambiemos tomó una forma inesperada, en este contexto difícil de la economía, que para muchos es además “no deseada” porque si algo sobran son problemas.
¿Y si Garavano es apenas un apéndice del verdadero eje del conflicto Carrió-Macri?
La remoción del titular de la Dirección General Impositiva, Horacio Castagnola (hombre de confianza de la líder de la Coalición Cívica) y otros cinco hombres de su equipo (entre ellos del subdirector General de Operaciones Impositivas de Grandes Contribuyentes Nacionales, Jaime Mecikovsky) no fue casualidad. Menos aun cuando se concretó a las pocas horas del enfrentamiento público por Garavano.
Pero ¿qué hicieron los ahora removidos especialistas para ser “invitados” a dejar sus cargos? El diario Perfil contó que Carrió le habría dicho a Leandro Cuccioli en una “tensa reunión el pasado lunes”: “Castagnola, Mecikovsky y Bo son hombres de mi confianza, cuídenlos”. Sin embargo, esa “bendición” de Lilita no fue el fundamento de la remoción.
“Castagnola tenía a su cargo a parte del equipo de técnicos enfocados en la investigación de dos causas: el caso del soterramiento del ferrocarril Sarmiento y la causa de los cuadernos de la corrupción en la obra pública. Hace una semana, ese equipo presentó pruebas contra Calcaterra ante la Justicia, confirmaron fuentes judiciales”, contó el mismo matutino porteño.
Dos jueces (Claudio Bonadio y Marcelo Martínez Di Giorgi) tienen en sus despachos estos informes que apuntan a un circuito millonario en el que aparecen IECSA y nada menos que Odebretch.
Según Perfil “… los funcionarios de la DGI detectaron que el consorcio de empresas del soterramiento transfirió US$ 4.495.000 a la cuenta de una empresa española investigada en distintos países como pantalla para blanquear coimas. Los fondos salieron de la cuenta corriente de la Unión Transitoria de Empresas (UTE) formada por Odebrecht, IECSA, Ghella y Comsa en el Banco Río, pero controlada por Iecsa, según la presentación. El apoderado de la cuenta era Santiago Ramón Altieri, ejecutivo de IECSA”.
Presentado el escenario donde la corrupción, la Justicia y la política se entremezclan provocando una fuerte grieta en Cambiemos, surgen más dudas que certezas. ¿Carrió avanzará en su “lucha anticorrupción” contra el entorno directo de Macri? ¿Romperá la alianza gobernante? ¿Los jueces Martínez Di Giorgi y Bonadio ejecutarán medidas con semejante informe oficial, dado que Calcaterra procesado sigue en libertad? ¿Hasta dónde se investigará la relación IECSA con Odebretch?
De mal en peor
En el mercado cambiario y por efecto rebote en los bolsillos de los argentinos, todos pueden ver en la práctica el golpe que provocó el endeudamiento con LEBAC, inventadas por el expresidente del BCRA, Federico Sturzenegger. Corrida del dólar, precios por las nubes, doble salvataje del FMI, fuerte baja en las reservas del Banco Central cada vez más llenas de “papeles” que de dinero físico, entre otras cuestiones.
Como si fuera poco, antes de irse, Sturzenegger creó las Letras de Liquidez (LELIQ) que son títulos a 7 días que se licitan diariamente teniendo por objetivo sólo a los bancos. Las LEBAC, en cambio, se licitaban mensualmente y cualquier inversor podía adquirirlas.
Cualquier razonamiento con sentido común, podría aplicar el “aprender de los errores cometidos”, de esos que hablan los funcionarios actuales muy seguido, cuando sus medidas nos afectan y no pueden ocultar más que no estuvieron a la altura de las circustancias.
Pero pasó Luis Caputo por el BCRA y se erigió su figura como el que iba a enmendar los errores de Sturzenegger. Sin embargo, profundizó el problema del endeudamiento, aplicando tasas que se convirtieron en récord mundial con tal de “seducir” a los tenedores de los bonos a no venderlos porque estábamos sin dólares. Se fue bajó presión del FMI.
Llegó Guido Sandleris a fines de septiembre al Banco Central y no pudo tener mejor idea para frenar la escalada del dólar que poner el foco en las LELIQ. Y otra vez con tasas siderales (por arriba del 70%) que ponen en riesgo la capacidad del BCRA para enfrentar cualquier pago de ese endeudamiento. Porque no se puede sostener en el tiempo semejante tasa. Sino hay que ver qué pasó con las LEBAC.
La salida más fácil sería emitir moneda. Pero eso provocará más inflación. ¡Más inflación que la proyectada en un 50% promedio para este año! En una etapa de fuerte recesión sería una verdadera bomba económica para el país.
Desde el Gobierno se recreó el clima esperanzador habitual por la baja del dólar. Pero por efecto de un mecanismo que aspira el dinero de la plaza bancaria con tasas agigantadas que nadie sabe cuánto se puede sostener en el tiempo.
Esas tasas altas impactan en la escasa capacidad de financiaciamiento que tienen las PyME; el encarecimiento del crédito para las empresas que lo requieran por su delicada situación financiera en la que -incluso- se juegan sus subsistencia; la suba de intereses para cualquier persona que acuda al sistema financiero para sacará un préstamo, entre otros.
Delicado momento donde las recetas se repiten sin que le cuenten a los argentinos la “letra chica” de las decisiones.
¿Otro blanqueo?
En el oficialismo nacional se evalúa convocar a un nuevo blanqueo de capitales. Ese que tanto “éxito” trajo pero cuyo efecto duró menos que la euforia de Cambiemos.
Las diferencias con el anterior radicarían en el monto a pagar por parte de quienes adhieran (20% sobre el capital declarado); además de dinero en efectivo se podrán incorporar bonos, inmuebles, objetos de valor, etc), siempre sin preguntarse el origen.
La iniciativa podría arribar al Congreso en los próximos días y, si logra el acuerdo, volverá a ser la AFIP la que lo instrumente.
El interés sigue siendo conseguir fondos a cualquier precio. Sabiendo que las fuentes de crédito internacional se agotaron con el nuevo acuerdo con el FMI, las inversiones ya no tienen “semestre esperado” y la presión fiscal está al límite sobre las actividades de la economía argentina.
La quinta de Macri
El presidente Mauricio Macri visitó la tierra colorada por apenas unas horas. A pesar del clima adverso, en todo sentido, encontró buena receptividad en el gobierno de Hugo Passalacqua que lo acompañó en sus actividades oficiales, a pesar de que el eje estuvo en un centro de atención infantil en Campo Ramón donde el trato fue directo entre Desarrollo Social de la Nación y la presidente de una ONG macrista llamada “Pamperito” con sede en Buenos Aires.
La inauguración del lugar sin habilitación (el trámite se hizo el día después cuando este Diario lo reveló) ya es una anécdota.
Macri se llevó de Passalacqua la ratificación del interés misionero por “colaborar con la gobernabilidad de la Nación” y le dijo que “tiene asegurados los votos de los representantes locales en el Congreso para aprobar el presupuesto nacional 2019”, a pesar que ese acompañamiento le genera críticas al oficialismo.
Fuera de ello, al Presidente le armaron desde Cambiemos Misiones una agenda donde recibieron a empresarios tealeros y no a los productores que la están pasando mal. Y en cada acto público, alejado de la gente, con fuertes medidas de seguridad que impidieron todo contacto con el mandatario.
Finalmente, estuvieron los que esperaron un “mensaje esperanzador directo para los misionero” y los que se quejaron que “no trajo anuncios”.
En el Cambiemos provincial, no faltaron las voces de preocupación por el estilo de Macri, a pocos meses de la campaña electoral. Sin embargo, la fecha de votación nacional es hoy tan imprevisible como la economía. Y ambas van de la mano para los intereses del oficialismo.