“Es indignante ver la desolación de las familias, quedando casas y vehículos bajo agua”, definió Penayo y agregó que ante la falta de drenaje “el agua subió entre 70 centímetros y 1,20 metro, según el área del barrio”.
“Las situaciones eran evitables, es necesario que comencemos, todos, a entender que hay respuestas que no pueden esperar”, remarcó.
“Son condiciones infrahumanas, no puede ser que cada vez que cae una tormenta tengamos que temer por las vidas de vecinos y familias posadeñas”, manifestó Penayo, quien se preguntó “qué va a pasar si la lluvia continúa, cuál va a ser la solución para estas familias, ya ni siquiera pensando en cuando pase la tormenta, sino si la lluvia vuelve con persistencia”.