El exministro de Planificación de la Nación, Julio de Vido, fue condenado a cinco años y ocho meses de prisión por la Tragedia de Once.
El ex ministro de Planificación fue acusado de ser partícipe necesario del accidente ocurrido en 2012. Por el momento está preso en el penal de Marcos Paz por otra causa.
Después de escuchar a más de 70 testigos durante un año de audiencias, el fiscal ante el tribunal, Juan García Elorrio, había pedido nueve años de cárcel para De Vido, que llegó al juicio procesado por “estrago culposo agravado por la muerte de 51 personas, más una por nacer y lesiones que sufrieron 789 personas” y por defraudación contra la administración pública.
Por su lado, la Oficina Anticorrupción (OA), en su rol de querellante, había solicitado una pena de diez años de prisión para el ex funcionario K, al acusarlo de estrago culposo agravado por muerte y administración fraudulenta agravada en perjuicio de la administración pública.
Este fue el segundo juicio por la tragedia de Once: en el primero quedó claro que el choque se produjo no solo por la conducción negligente del motorman Marcos Córdoba, sino también por otros factores, como las pésimas condiciones del servicio.
En el primer juicio fueron condenados los exsecretarios de Transporte Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi y el empresario Claudio Cirigliano, exdueño de Trenes de Buenos Aires (TBA), consecionaria del tren, entre otras personas.
Esa sentencia quedó firme la semana última: los acusados se entregaron y están detenidos.
A partir de ese primer juicio, el tribunal ordenó investigar a De Vido en un proceso aparte.
El 29 de diciembre de 2015, cuando el TOF 2 dio a conocer la sentencia de los 28 procesados en el primer juicio por la tragedia, pidió que se investigue a De Vido. Hasta entonces, el poderoso exfuncionario no había sido vinculado al caso.
El argumento fue que el exministro -que entre 2003 y 2012 tuvo bajo su órbita a los ferrocarriles- no podía desconocer lo que pasaba con los trenes.
Además, él era el responsable de pagar los subsidios que no fueron destinados a la mejora del servicio o el mantenimiento de los trenes.
Últimas palabras
Como instancia final, previa a la decisión del tribunal, De Vido tuvo derecho a sus “últimas palabras”. Desde la cárcel de Marcos Paz, donde está preso, volvió a denunciar una “persecución política, mediática y judicial”.
Dijo además que acusarlo de esta tragedia fue una “decisión política del presidente Macri”, explicitada en la apertura legislativa de 2016, decisión que tuvo el apoyo de la diputada Elisa Carrió y del ministro de Justicia, Germán Garavano, “que hoy parece haber cambiado de opinión”, dijo De Vido, aprovechando la grieta entre Carrió y el ministro después de que Garavano sostuvo que nunca era bueno para un país que se pidiera la detención de un expresidente.