En los últimos quince años se ha dado en el país una situación paradojal. Mientras las políticas basadas en el consumo interno motivaron el crecimiento exponencial del parque automotor en el país, pasando de 10.147.931 en el año 2000 a 13.580.831 en 2015, el acceso al expendio de combustibles se volvió cada vez más limitado por el cierre continuo de estaciones de servicios. Si durante la década del 90 se registró un gran crecimiento del sector, con lo que eso significó en generación de puestos de trabajo y en aporte a la economía local y nacional, a partir de la crisis del 2001 finaliza la década dorada del sector para comenzar a ser testigos de una importante caída. En 1999 funcionaban 6.366 estaciones de servicios en todo el país y en la actualidad esa cifra descendió a 4.429, según difundieron en un informe de Cecha (Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina).La escalada de cierres se puede visualizar en forma más nítida si se analiza el impacto por provincia, donde las más afectadas son las más grandes, donde hay mayor parque automotor y por ende, mayor demanda de combustibles. Sin embargo, en Misiones el número se incrementó pasando de 85 en 1999 a 91 en agosto de 2015. En casi todas las provincias el número cayó. Esta situación no sólo perjudica al usuario de automóviles particulares, sino también al campo y al transporte de cargas, el cual debe depender de la logística de la empresa o del distribuidor para entregar el gasoil en la única estación de servicios que tiene en los alrededores. Además, desde el punto de vista laboral se calcula que por cada cierre de estación de servicios se pierden quince puestos de trabajo, indicaron desde la Cecha.
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