
Cuatro alumnos posadeños representarán a la provincia en el Certamen Nacional de la 27ª Olimpíada Matemática Ñandú que se realizará en La Falda, provincia de Córdoba, del 23 al 26 de octubre. Se trata de Rosario Duarte del Colegio Santa María, Santino Croucciee del Alas y Raíces, Jeremías Burek del San Basilio Magno y Miranda Encina del Bachillerato Humanista.
Miranda es la más experimentada de todos pues es la tercera vez que clasifica para la instancia nacional. Descontracturada, contó a PRIMERA EDICIÓN que le gusta matemática y entrenar pero “cuando tengo tiempo libre no digo: `voy a resolver problemas matemáticos´. Prefiero hacer otras cosas que me gustan”, bromeó. Miranda no sólo es buena con los números, los cálculos y los desafíos matemáticos, sus docentes elogian sus cualidades en plástica. “Una vez, en una evaluación en medio de una olimpíada, plasmó en la hoja un dibujo espectacular de un cerebro que dio que hablar”, recordó la secretaria regional adjunta de la Olimpíada de Matemática Argentina, la profesora Carmen Ríos.
Los que hacen la diferencia
Todos los chicos entrenan en clases particulares y, según indicaron, en la escuela les enseñan algunos temas de otra manera. “Todo el mundo odia las x en las ecuaciones en la escuela, pero cuando comencé a prepararme me pareció muy fácil como lo dábamos en clases comparado a la complejidad que nos dan en los entrenamientos”, recordó Miranda.
Santino, del Alas y Raíces, también aseguró que los problemas con los que se encontró en las instancias previas al nacional “eran muy diferentes a lo que damos en la escuela, por eso decidí resolverlos a mi manera, como me enseñó Carmen Ríos, pues se puede seguir distintos caminos para resolver”.
Como siempre ocurre, fue la maestra de quinto grado de Santino, Claudia Seoane, la primera en darse cuenta de su potencial, “me pidió que comience a entrenar porque él iba a destiempo con sus compañeros, siempre más allá de lo que se trabajaba en clase. Por eso es importante para la OMA trabajar con los maestros porque son ellos los que se dan cuenta del potencial de sus alumnos”, indicó Ríos.
Detrás de los números
De sonrisa fácil y permanente, Jeremías confió que sus compañeros de sexto “B” no creían que él llegaría a clasificar para la instancia nacional. “Confiaban más en otro compañero que salió campeón en el provincial, porque yo solo saqué mención de honor. No pusieron fichas por mí pero después perdieron la apuesta”, comentó divertido. Su abuela es una gran admiradora, “quería hacer una pancarta cuando quedé para el Ñandú”, contó orgulloso Jeremías, un fanático de la programación.
Todos los chicos reciben un gran apoyo de sus familias, “me acuerdo cuando fui al zonal, casi llegué tarde porque mi mamá tuvo que salir de una reunión para llevarme. Ella me incentivó para que participara y yo le prometí que iba a pasar a la siguiente etapa. Mi mamá es muy mala en matemática pero a mí me encanta, en la escuela me dicen enciclopedia humana porque tengo una gran memoria. Me gustan los números pero también las ciencias naturales y el dibujo”, detalló Santino.
La Olimpíada de Matemática Ñandú se desarrolla en dos días de evaluaciones. Los alumnos participantes deben resolver seis problemas, tres cada días. Para ello, cuentan con dos horas y media cada día.
El primer problema es sobre ecuaciones e incógnitas, el segundo de geometría y el tercero -el más temido- es de probabilidades. “Este último es un tema que casi se dejó de trabajar en las escuelas y a los chicos les cuesta mucho porque no tienen la técnica”, contaron las profesoras entrenadoras.
“Es que si uno no tiene la técnica, el problema se vuelve interminable. En algunos ejercicios me dieron más de 600 probabilidades”, admitió Miranda.