Todos los días al promediar la tarde, Julia Martínez (74) prepara sus carpetas con las tareas debidamente cumplidas, y parte hacia la BOP 81 para estudiar y completar el secundario.
Ya está a muy poco de cumplir uno de los desafíos más importantes que se propuso: terminar el secundario.
No sólo es la alumna de mayor edad del colegio, donde la llaman cariñosamente “la abuela de todos” sino que es quien tiene el mejor promedio y asistencia perfecta. Comenzó a cursar el año pasado y no se pierde ni una clase.
Según el relato de la profesora, María Fedorichak, actual directora de la institución, Julia faltó una sola vez en estos dos años y fue porque se encontraba muy enferma.
“Ella no tiene errores de ortografía y una hermosa letra. Realmente una excelente base que trajo desde la primaria y que ella no se olvidó”, contó Fedorichak, quien además, el año pasado, la tuvo como alumna.
“Julia se propuso terminar el quinto año porque, para ella, ahora que ya crió hijos, nietos y bisnietos, le quedaba esta meta por cumplir”.
La docente no escatimó en elogios para la abuela estudiosa, una mujer muy querida por todos. “Es la más responsable del grupo de alumnos, está muy segura de sus metas”, confió.
Aunque se apoya en sus seres queridos para no bajar los brazos, en la escuela todos se encargan de darle una mano con las tareas, pero quienes están más involucrados son sus propios nietos, la ayudan especialmente con los ejercicios de matemáticas y lengua.
La orientación del Colegio es Bienes y Servicios. Aunque la abuela estudiosa todavía no expresó si seguirá estudiando una vez que termine la enseñanza media, está preparada para desempeñarse en varias áreas de importancia en su pueblo.
“Te pones a hablar con ella y realmente no aparenta los años que tiene. No está achacada ni tiene aspecto de una persona grande”, indicó Fedorichak.
Es la primera vez que tiene una alumna de esa edad. En general, los adultos de más de 55 años suelen desistir de volver a las aulas. “En Alem supe tener alumnas mayores, aunque no tanto como ella y no tan responsables. Ella es única“, la elogió.
Una “segunda juventud”
Tras haber vivido una vida al cuidado de sus hijos y también de sus nietos, cuando eran pequeños, la mujer está cumpliendo con una lista íntima de cosas que dejó pendiente. Además de estudiar con mucha dedicación, hace poco también renovó sus votos matrimoniales, con quien ya lleva más de 50 años de casados.
Su marido, también jubilado del INTA, una hija preceptora, un hijo guardiacárcel y sus seis nietos están todos recibidos. Dentro de poco ella pasará a engrosar el “número” de profesionales de su familia.
En la escuela, que es para adultos, Julia asiste con compañeros que van desde los 18 años a más de 50, pero ella es la mayor de todos. Aún así, su vitalidad y sus ganas de vivir la muestra como una mujer joven de espíritu, que no se rinde jamás.