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La actividad se llevó en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y reunió a referentes, nacionales e internacionales, y miembros de la comunidad educativa a debatir acerca de las políticas y prácticas para una Educación Inclusiva de calidad.
También se analizó la práctica docente e institucional vinculada con la apropiación de las normativas vigentes, y para brindar las herramientas necesarias destinadas a una gestión escolar con inclusión.
La apertura de la jornada de hoy estuvo a cargo la vicepresidente de la Nación, Gabriela Michetti, y del ministro de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la Nación, Alejandro Finocchiaro.
Michetti explicó el funcionamiento de la Agencia Nacional de Discapacidad y la participación conjunta de todos los ministerios del Poder Ejecutivo Nacional para garantizar políticas inclusivas El Ministro afirmó que “el Simposio es una forma de poner a la vista de la sociedad lo que nos pasa y lo que tenemos que hacer.”
Por otro lado, ayer, Gerardo Echeitade la Universidad Autónoma de Madrid, explicó en cuanto a los alumnos y alumnas con discapacidad que hay que “generar trenzas con estas tres dimensiones: presencia, tener en cuenta dónde y en qué entorno son educados los alumnos; participación, para que los alumnos se sientan parte y sean escuchados; y aprendizaje, con el fin de lograr el mayor nivel en las competencias imprescindibles que configuran la ciudadanía del futuro”. Según el académico, “el desafío es identificar y remover las barreras que limitan esas tres dimensiones.”
Constanza Orbaiz, psicopedagoga, contó su experiencia como alumna en la primaria y secundaria con una discapacidad -parálisis cerebral-, y también habló sobre “las fantasías inconscientes que norman y dirigen nuestras prácticas. Por ejemplo, la “fantasía de la curación que muchos docentes tienen al querer, genuinamente, cambiar la situación de los alumnos.” Al respecto, la profesional manifestó que “una cosa es encontrar formas para que el alumno pueda participar y aprender, y otra es borrar todo lo que es.”
Según Orbaiz, “hay que entender que el retroceso es parte del proceso, los chicos con discapacidad necesitan más tiempo. Es un proceso que se tiene que pensar constantemente.” Según la especialista, la mejor forma de trabajar estas fantasías es reconociéndolas.”