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Lo decía el humorista político Tato Bores en la década de 1980: “Argentina es el único país del mundo donde cuando el dólar sube aumenta la nafta y cuando el dólar baja vuelve a aumentar la nafta”.
Esta situación se repitió en las últimas semanas, generando una gran molestia en los consumidores al quedar en evidencia el movimiento empresarial por la abrupta disparada del dólar con la inestabilidad del peso argentino.
Es que, al realizarse el último incremento del precio del litro de nafta, a finales de septiembre, gran parte del sector empresarial justificaba la decisión de modificar el cuadro tarifario por la gran devaluación del peso frente al dólar. En ese momento el dólar alcanzó un valor de $41,88. A esa cifra se arrimó el litro de nafta Súper, mientras que el producto Premium superó los $46.
Sin embargo, la cotización minorista del dólar durante la última semana, según el resumen del Banco Central, fue de $37,80, esto es, unos 4 pesos menos, mientras que los combustibles se quedaron fijos en $42, por cada litro de nafta Súper, y casi $47 el producto Premium.
De esta manera, al momento de cargar combustible a los vehículos, comenzaron a crecer entre los consumidores los reclamos debido a que los valores de las naftas y el gasoil no descendieron en las estaciones de servicios, mientras sí se achica lentamente la relación entre el peso y el dólar.
PRIMERA EDICIÓN realizó un relevamiento entre los clientes de las principales petroleras sobre el impacto del elevado importe de los combustibles. Varios recordaron que, debido a esto, también se elevaron los precios en la mayoría de los productos de la canasta básica para el consumo general.
Así, José Báez, emprendedor independiente, opinó que “el precio de la nafta, como el de todas las cosas que ya subieron, no vuelve a bajar por el problema de la incertidumbre que tienen todas las empresas, comerciantes y el pueblo en general”.
“Por la incredulidad que genera el Gobierno, los comercios y empresas no bajan sus precios porque piensan que en cualquier momento todo va a aumentar otra vez. Es la incredulidad que provoca el Gobierno la que está jugando en contra de todos los precios”, analizó.
En tanto que César G., del barrio Itaembé Miní, manifestó que “si el Gobierno quiere realmente ayudar al pueblo, sobre todo a la clase media y baja, como sea tiene que lograr que baje el precio del combustible, a 20 pesos el litro como mucho. Todas las cosas se manejan por medio de transporte y principalmente alimentos, insumos, medicamentos, son afectados. Si baja el valor del combustible las cosas van a estar obligadas a bajar también”, añadió.
Asimismo, Julián Sonoda, de la chacra 32-33, consideró que “los negocios que deben arreglar entre el Gobierno y las petroleras no deben recaer de una forma tan brutal sobre el cliente común. Cuesta mucho pagar lo que están cobrando ahora. Se hace muy difícil porque todo sale caro, al mismo tiempo suben los pasajes para moverse en colectivo, las mercaderías en los comercios y también los impuestos. Realmente no se puede apretar más de lo que ya estamos”, advirtió.
En consonancia, un docente del barrio Centenario llamado Omar opinó que “todos se lavan las manos. Los comerciantes dicen que tienen que subir sus precios por lo que vale la nafta y el que te carga nafta te dice que el valor sube por culpa del dólar, pero ahora que bajó el dólar, todo sigue subiendo igual. Lo único que no sube es el salario”, protestó.
A su turno, Alberto, un empleado de estación de servicio, comentó que “lastimosamente los trabajadores tienen que poner la cara con los clientes porque los precios hacen enfadar a mucha gente”.
“No tenemos explicación para brindar ni tampoco podemos anticipar nuevos aumentos porque todo se decide en pocas horas, sin previo aviso”, sostuvo. Y apuntó que “si bien disminuyeron las ventas en las estaciones de servicio, mucha gente necesita movilizarse sí o sí, entonces no le queda otra que aceptar los precios, por más caros que estén”.
Por su parte, el contador y comerciante Lisandro V. sentenció que “esto pasa porque el precio de la nafta está más bajo que lo que vale en dólares. Recién cuando el precio de la nafta en el país sea igual al internacional, ahí va a variar de acuerdo a la baja o suba del precio del barril y el dólar”, aclaró.
Voces oficiales
El titular de la Federación de Expendedores de Combustibles y Afines (FECAC), Gabriel Bornoroni, indicó que “el combustible venía con un atraso del 10% aproximadamente, por lo tanto, con esta baja del dólar y la estabilidad en el precio del crudo, no debería haber aumentos en noviembre. Eso lo manejan las petroleras”.
Pese al optimismo de los empresarios de las estaciones de servicio, estimando que no debería haber nuevas subas en octubre y noviembre, sí se espera otro aumento más en diciembre, debido a que en ese momento se actualizará el impuesto sobre los combustibles líquidos, operación que se realiza en forma trimestral basándose en la inflación acumulada de los meses anteriores.
“En este momento hay dos opiniones. Por un lado, la Secretaría de Energía dice que el combustible ya tiene el precio de equilibrio; por otro, las refinerías consideran que todavía hay un atraso de entre 10% y 15% y que la baja del dólar no repercutiría en los precios. La opinión que predomine es la que se reflejará en los surtidores”, sentenció Raúl Castellanos, secretario de la Cámara de Empresarios de Combustible.
Por su parte, el presidente de la Cámara de Estaciones de Servicio y Afines del Nordeste (CESANE), Faruk Jalaf, advirtió que habría un nuevo incremento de entre un 4 y 5% este mes. “Cuando el dólar estaba a $42, se proyectó una suba mensual de entre el 4 y el 5% hasta fin de año, pero la moneda se estabilizó en los $37, al igual que el barril del dólar, así que probablemente este mes se produzca un incremento del 4%, y, si la tasa sigue igual, esperamos que este sea el último aumento”, concluyó Jalaf.