Ya cerca de las 21.30, Ramón Insfrán, integrante de la Asociación Yarará en Acción, se acercó a la comisaría y se le entregó el espécimen para su recuperación y luego liberación a su hábitat natural.
En su cuenta de Facebook, Amado Modesto Martinez informó que se trata de una “culebra ñacaniná acuática (Hidrodynastes gigas), muy rara en esta zona, más común en los esteros correntinos”.
Además aclaró que la misma “se encuentra muy desnutrida porque tenía un cinturón de anillo de plástico de una botella de gaseosa que no le permitía alimentarse. Estará en recuperación hasta su liberación”.
Ñacaniná, la reina del agua
Ya su nombre en latín lo dice todo: Hydrodynastes gigas significa Reina del agua, y habita los humedales. La ñacaniná, tal como la llamaban los guaraníes, es una de las serpientes más grandes que habitan la región. Puede llegar a medir hasta tres metros y aunque es acuática también frecuenta ambientes terrestres.
Según especialistas, es un animal inofensivo si no se la molesta. La ñacaniná es de color pardo amarillento a marrón claro, con manchas oscuras irregulares que se extienden hacia los costados, es ovípara, pone entre 10 y 36 huevos. Se la encuentra todo el año, con mayor frecuencia en la primavera y el verano. También es uno de los grandes predadores del río Paraná, ya que se alimenta de otras serpientes, lagartos, anfibios, peces. También come roedores, por lo cual limita la proliferación de estos.
No es una serpiente venenosa, aunque posee comportamientos agresivos que hacen pensar que lo es. Lo recomendable es no acercarse y no matarla.