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Más que curioso resultó ser el desenlace que arrojó el hallazgo de una pierna que “boyaba” en el río Paraná dentro de bolsas plásticas. En las últimas horas, una mujer se presentó ante las autoridades y aseguró que el miembro había sido amputado a su madre en una clínica posadeña, se lo entregaron y fue víctima de ladrones que destruyeron la ventanilla de su auto para robárselo.
La llamativa denuncia originó una inusual investigación que es llevada a cabo por efectivos de la Dirección de Homicidios y de la comisaría Tercera, quienes buscan establecer las circunstancias que derivaron en el insólito hallazgo y la posterior denuncia. Propio de una película, pero en la vida real.
Tal como PRIMERA EDICIÓN informó ayer, la noticia que sorprendió a todos en Garupá se produjo alrededor de las 10 del último jueves cerca de la arenera de esa localidad, a pocos metros de donde anteriormente estaba emplazado el puente de la ruta nacional 12 sobre el arroyo homónimo.
En el lugar, los policías rescataron de las aguas una bolsa plástica roja -utilizada para residuos patológicos- que en su interior guardaba una pierna izquierda. La sorpresa y conmoción se apoderaron de la escena.
Se esbozaron todo tipo de teorías. Hasta que ayer a las 11, parte del misterio comenzó a desentrañarse cuando una mujer de 56 años domiciliada sobre calle Japón casi San Marcos de Posadas se presentó en Homicidios para radicar una denuncia.
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La denunciante brindó un relato digno de un film. Contó que su madre, de 81 años, actualmente está internada en un sanatorio céntrico con problemas de salud que derivaron en que días atrás deba sufrir la amputación de la pierna izquierda.
La operación tuvo lugar el miércoles y, ese mismo día, alrededor de las 20, los médicos le entregaron en una bolsa roja la mencionada extremidad para que sepultara la misma. La mujer dijo que guardó la pierna de su madre en una mochila, entre prendas de vestir usadas, y que dejó ese bolso en la butaca trasera de su Toyota Corolla. Aseguró que, por consejo de un amigo, envolvió el miembro con una bolsa de consorcio, que ‘embaló’ con cinta adhesiva.
Hasta allí, poco fuera de lo común. Sin embargo, dijo llevarse una sorpresa el último jueves alrededor de las 8, cuando despertó y notó que desconocidos habían destruido la ventanilla trasera izquierda del Corolla, que había dejado estacionado en el garage de su casa.
Según ella, los ladrones se habían alzado con la mochila, al notar el peso de la misma, aparentemente tras suponer que en ella se guardaban elementos de valor.
El resto es unir puntos. En base a ese relato, se supone que los delincuentes habrían descubierto pocos minutos después que la mochila no escondía dólares ni joyas, si no restos humanos, tras lo cual resolvieron descartar la pierna en aguas del Paraná. De todas maneras, aún no queda claro cómo la extremidad apareció “boyando” unos nueve kilómetros aguas arriba de donde se produjo el presunto robo.
A los fines de establecer lo que realmente sucedió es que el juez Verón ordenó una serie de medidas, entre ellas, la extracción de muestras para posteriores exámenes genéticos. Después, el miembro será entregado de regreso a la denunciante para que lleve adelante la sepultura del mismo.