A diez años de su implementación, la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) todavía se encuentra superando algunos escollos para su aplicación en las escuelas de todo el país.
La doctora en Comunicación de la UNaM, Rosaura Barrios, docente e investigadora en temas relacionados a la violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes, habló con PRIMERA EDICIÓN sobre lo que se pone en juego con la ley, el proyecto de reforma y las resistencias para su aplicación.
¿Qué está en juego y cuál es el verdadero espíritu de la Ley?
Lo que se pone en juego son los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, hay movimientos antiderechos que todavía creen que los niños y niñas son propiedad de sus padres (cual objetos) y esto definitivamente no es así: los niños, niñas y adolescentes a partir de la Convención Internacional de los Derechos del Niño son sujetos de derecho, esto significa que no son propiedad de nadie, son sujetos plenos de derecho y la tutela, cuidado, educación, mantención y protección queda a cargo de los Estados parte.
Cuando un Estado no garantiza educación sexual para llevar una vida plena y placentera, el Estado está vedando un derecho fundamental que es el de la educación. ¿Qué significa que sea un derecho? que nadie te lo puede quitar ni negar. Es constitutivo de nuestra vida en sociedad. Imagínense que cada familia haga lo que se le plazca con sus hijos e hijas. No estaríamos garantizando que ese niño o niña esté cuidado.
El Estado debe garantizar condiciones, no mínimas, sino óptimas para desarrollar una vida plena libre de violencias.
¿Qué se quiere reformar?
“Todos los estudiantes tienen derecho a recibir educación sexual integral, respetuosa de la diversidad sexual y de género, con carácter formativo, basada en conocimientos científicos y laicos, en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada”, dice el nuevo artículo 1 de la reforma trabajada en comisiones.
Una de las principales modificaciones propuestas por el dictamen y que causa más rechazo entre los sectores antiderechos es el que estipula esta ley como de orden público, es decir, de Aplicación obligatoria en todo el territorio nacional, sea en establecimientos públicos como privados.
Y esto lo resalto porque hay sectores que creen que porque sus hijos e hijas reciben educación privada o de gestión privada creen que la institución tiene potestad para decidir qué tipo de educación quiere dar.
Esto es completamente falso. Si el establecimiento educativo está en territorio nacional debe cumplir con esta normativa que no hace otra cosa que respetar la convención internacional de los derechos de niños y niñas y a la cuál Argentina adhirió.
¿Por qué el rechazo a dar Educación Sexual, cuando ya parecía haber consensos?
No se me ocurre otra cosa que decir hipocresía y doble moral. El reclamo por educación sexual integral fue uno de los argumentos que esgrimieron ambos sectores: los que estuvimos a favor de la legalización del aborto y quienes estuvieron en contra. Ahora que estamos discutiendo cuestiones estructurales para garantizar esa educación (a pesar de que ya no tenemos Ministerio de Salud) se oponen.
Entonces no me da margen para pensar de que no es otra cosa que hipocresía y desinformación. Esto también sucede no solamente cuando están desinformados sino que hay entes difusores de información falsa, errónea y malintencionada sobre la ESI. Cuando las iglesias toman participación política en estas discusiones, que son de bien común estamos en problemas, no es potestad de los credos, sino de los Estados en garantizar. Sectores religiosos hicieron y están haciendo lobby para que esta Ley no sea aplicada.
¿Qué es “ideología de género”?
No existe tal cosa, el género es una categoría analítica que nos permite analizar distintos procesos sociales. No existe como tal aquello que llaman “ideología de género”. Por supuesto que necesitas decisión y de un brazo político partidario como instrumento para aplicar y poner a funcionar estas cuestiones, yo quiero que la política partidaria se haga cargo de problemáticas específicas a sus contextos y para eso la Universidad y quienes hacemos investigación estamos para dialogar, colaborar, informar, analizar y ponernos a disposición en estos debates.
¿Por qué en doce años hubo tan poca implementación en las escuelas públicas, pero en las religiosas se dio siempre y ahora son éstas las que se oponen?
Las escuelas religiosas lo que hicieron fue una aplicación malformada y errónea de la Ley. Educación para el Amor no es educación sexual. Son eufemismos para imponer e impartir su moral, su credo y sus valores y ya te das cuenta cuando asocian “amor” con prácticas sexuales.
Siempre se opusieron a la educación sexual, sólo que ahora están más inquietas porque vieron que avanza la propuesta y cada vez tenemos más consenso social. Aún así, y debemos mencionar también, tengo conocimiento de que algunas escuelas luteranas fueron las que más se acercaron a los contenidos propuestos por la ESI, pero nada más.
Y a nivel escolar por supuesto que nos encontramos con distintos niveles formativos y discontinuos de docentes, la ESI obliga a tensionar y replantear cuestiones que parecían incuestionables y obvias, obliga a repensar las prácticas y esto me parece que es lo que causa pavor.
¿Qué opina sobre las confusiones e informaciones que se divulgan al público en general para que asista a las marchas contra la ESI?
No son “confusiones”, son discursos malintencionados con el objetivo de zanjar la participación del Estado en cuestiones de bien común social. No pensemos que lo hacen sólo porque están “en contra” y su religión es ortodoxa, estos sectores religiosos (hablo concretamente de los evangélicos pero por supuesto que la iglesia católica también lo hace) tienen intereses políticos concretos.
Sino miremos al vecino, Jair Bolsonaro ganó las elecciones presidenciales no sólo gracias al guiño de la iglesia evangélica sino también por el voto direccionado de sus fieles. Entonces, a no minimizar la intromisión de estos sectores en el debate político público, no son inocentes y saben bien lo que hacen.
Buscan torcer rumbos políticos, partidarios y lo hacen así, a través de sus fieles, escondidos tras pancartas e instituciones fastuosas, boicoteando medidas como éstas.
Cuando los padres y madres se manifiestan en este famoso “con mis hijos no te metas” es una expresión de deseo pero que choca con la legalidad. ¿Hasta qué punto vamos a dar lugar a reclamos que son inconstitucionales y van en contra de tratados internacionales? No son legítimos en un estado de derecho.
Con todo esto tampoco nos olvidemos de sectores políticos partidarios concretos, que no solamente están negados sino que contribuyeron a que los materiales de ESI no lleguen a las escuelas de Misiones en la mayoría de los casos, por ejemplo.
¿Por qué los padres deberían estar tranquilos que se enseñe desde el Nivel Inicial?
La educación sexual debe estar garantizada en todos los niveles. Los contenidos no son los mismos para cada edad y tampoco se enseñan de la misma manera. ¿Qué quieren los padres para sus hijos? Que sean felices, que disfruten sin miedos, sin tapujos, atentos a mecanismos de violencias contra ellos y con las herramientas para detectarlos y erradicarlos, confiados en sus conocimientos.
La sexualidad también es placer, es compromiso, es respeto, es aceptación, también es construirnos por fuera de vínculos violentos… son temas que superan ampliamente la educación que cada familia pueda dar. La ESI fue pensada con conocimientos serios, interdisciplinares.
Yo participo en un equipo de investigación en el que dábamos talleres de salud sexual en barrios periféricos de Posadas y en el Hospital Público Ramón Madariaga y puedo garantizar que estos temas desvelan a la mayoría de los padres y madres. Hace diez años que pensamos estos temas, no estamos hablando en el aire y sin pies en el barro.
La ley de educación sexual habilita a crear sociedades más equitativas, basadas en el principio del respeto y la diversidad. Debemos garantizar tales condiciones. Este es el camino para criar niños y niñas fuertes, conscientes de los límites de los adultos en relación a sus cuerpos, niños y niñas que desde el día uno irán complejizando conocimientos científicos, serios, con base en el respeto y laico.
El objetivo es criar niños y niñas libres de violencias, de tapujos, de información errónea que conlleve malas decisiones. Es por acá el camino, esta fue una ley pensada con muchísimos sectores que discutimos estos problemas en distintos ámbitos hace años.