Al destino le sobrarán fundamentos para defenderse ante la más compleja queja que pudieran hacerle los cuatro ciudadanos paraguayos condenados ayer por el Tribunal Federal de Posadas por transportar poco más de cinco kilogramos de cocaína de alta pureza.
Dos jóvenes mujeres de 21 y 23 años fueron descubiertas, tal vez, por inexpertas. Llevaban la droga apretándole el abdomen con fajas y ante el primer control de Gendarmería, en Puerto Libertad, al colectivo que las llevaba desde Puerto Iguazú a Concordia, decidieron taparse con una frazada, ocultando además que ya cubrían la carga con camperas puestas, en plena tarde de octubre de 2016, cuando hasta el conductor del micro vestía camisa de manga corta.
El miedo le estalló en el rostro cuando “Billy”, el perro entrenado para detectar narcóticos, se exaltó al percibir lo que escondían. Y no sólo se quitaron el abrigo, también apuntaron sin vacilar que no estaban solas, que en el piso superior del ómnibus estaba “señora, la dueña de la cocaína”, la que les había ofrecido dinero para oficiar de “mulas”.
El “susto” que les causó el perro a Celia Ramona Román Quiñones y a Liliana Mabel Sánchez Torres, ambas oriundas de Juan Mallorquín, departamento Alto Paraná, también delató a Diosnel Gamarra Silvero (42) cuando los uniformados federales subieron al primer piso y lo hallaron en el asiento 20 contra la ventanilla tapando con la espalda un ladrillo de droga de medio kilogramo y otro de similar peso entre las butacas, con el idéntico embalaje de papel metalizado y estirada con el mismo químico que los cuatro kilos (dos ladrillos cada una) descubiertos en las jóvenes, el levamisol, utilizado para desparasitar animales pero que “pudre la carne” y deja las secuelas en la piel a los consumidores.
En la descripción de la fiscal Vivian Andrea Barbosa ayer por la tarde, entre los cuatro acusados había un “plan común, trasladar cocaína desde Puerto Iguazú a Concordia”, uno de los pasos clave para que la droga ingrese a Uruguay donde el precio se quintuplica como escala del destino final, Europa.
Remarcó que las dos muchachas ingresaron en balsa a Iguazú, pero compraron los pasajes en el mismo momento que la cuarta condenada ayer, María Ester Guerreño (57), a las 13.48 del jueves 27 de octubre hace dos años en la terminal de la ciudad de las cataratas. Que también, media hora después, lo hizo Gamarra, pero que todos viajaban a la localidad entrerriana.
Otro de los detalles de la relación delictiva de los cuatro lo sostuvo la acusación en que las tres mujeres no llevaban dinero consigo y que Gamarra, por el contrario, tenía entre la ropa 400 dólares y 3.700 pesos. Tampoco ninguno despachó equipaje, sólo un bolso de mano, otra extraña de las coincidencias, que enmarcaron las voces de los siete testigos que declararon ayer.
“Gamarra coordinó todo el plan y Guerreño, que ya posee una condena cumplida por narcotráfico en este Tribunal, se encargó de contratar las ‘mulas’ y ni siquiera su afirmación de ir a comprar ropa a Concordia, viviendo en Ciudad del Este, pudo servirle de coartada”, remarcó Barbosa ante los jueces Norma Lampugnani y los vocales Manuel Alberto Jesús Moreira y Víctor Antonio Alonso, camarista correntino.
Las defensoras oficiales fueron Diana Rivadavia Correa y Susana Beatriz Criado. La primera patrocinante de Guerreño y la restante de las dos jóvenes y Silvero Gamarra.
Criado solicitó que las jóvenes recibieran el mínimo de la pena en suspenso fijada por el delito de “transporte de estupefacientes calificado por la cantidad de intervinientes”.
Insistió: “Sería ridículo ante las pruebas y el reconocimiento de culpa de Celia (Román) y Liliana (Sánchez)”. Por Gamarra instó al Tribunal a que fuera absuelto por el beneficio de la duda. Consideró que “no hubo pruebas, no surgieron en el debate, ninguna que pueda destruir el principio de inocencia de mi defendido”.
Rivadavia Correa transitó el mismo carril, “no se ha probado un mínimo de culpa en contra de Guerreño, y la duda le debería favorecer”, y resaltó su postura en el principio de “in dubio pro reo” para solicitar la liberación absoluta.
Un dato clave y pesado antecedente
Ayer al iniciarse el debate oral en la sala de audiencias del Tribunal Federal sobre calle Félix de Azara casi Catamarca, la fiscal Vivian Barbosa solicitó poner a consideración de los camaristas una publicación del diario Última Hora de Paraguay.
Correspondía al 17 de diciembre de 2013 y puso en evidencia uno de los antecedentes penales de Diosnel Silvero Gamarra por entonces de 37 años y detenido junto a otro cuatro hombres con poco más de nueve kilogramos de cocaína, balanzas digitales y moldes para prensar y fraccionar ladrillos del estupefaciente.
Esto sucedió en la localidad de Presidente Franco y en el mismo barrio San Miguel, donde Gamarra residía a pocos metros de la vivienda de la condenada ayer como coautora penalmente responsable del delito de “transporte de estupefacientes calificado por la cantidad de intervinientes”.
En octubre de 2016, cuando fueron descubiertos en el colectivo intentando esconder la misma droga, señalaron no conocerse, ni haberse visto nunca.
El papel impreso con la noticia fue tomado por los jueces Norma Lampugnani, Manuel Moreira y Víctor Alonso y si bien no se expidieron sobre su validez o importancia para analizar y decidir su fallo, la coincidencia se sumó a las desplegadas en el posterior alegato de la fiscal.
Los fundamentos de la sentencia firmada ayer, serán leídos el próximo lunes 12 de noviembre a las 19.