Las ideas progresistas están siendo criticadas por no haber logrado los objetivos que se han propuesto, por ello la derecha cobró preponderancia en las sociedades latinoamericanas. Han generado un cierto rapport con la gente, a través de la mala fama que le otorgan con los medios masivos de comunicación.
La población está apostando a la desigualdad, porque asocia la igualdad a la pereza y la holgazanería. Se prefiere el autoritarismo a la democracia; que un líder diga lo que se va a hacer, lo que está bien y lo que está mal. La gente opta por delegar las razones morales en el representante, al igual que los militares alegan obediencia debida. Se les hace sentir que no están capacitados para poder analizar la realidad, colando un mosquito y tragándose un camello.
La ecología se va dejando de lado porque se la ve como un impedimento a la producción y desarrollo de la economía. Buscar un equilibrio con la naturaleza pareciera entorpecer el trabajo agropecuario. Cuestionar la robótica, los transgénicos, los monocultivos, incluir al pequeño campesino, son tomados como anacronismos.
Se favorece la mano dura, que la población ande armada como lo dijo la Ministra de Seguridad, con los riesgos que esto implica, desestimando al Poder Judicial, a las garantías constitucionales y el debido proceso.
Se cree que pedaleando en la bicicleta financiera se generaría una justa carrera por el progreso, cuando es más un juego de casino donde solo apuestan los que tienen fichas, dejando la economía a su suerte. El individualismo pasa a ser la filosofía de vida. Lo más importante es satisfacer el placer a través del entretenimiento y el consumo.
En un mundo de mercancías el individuo pasa a ser un objeto más en la lógica del mercado, no critica, ni cuestiona nada. Los problemas son los problemas del ego; mientras se esté bien los demás no importan.
Se busca el éxito personal sobre el colectivo. Justifica en la meritocracia el egoísmo y la desigualdad, aunque hemos vivido miles de siglos en cavernas, hemos sobrevivido en grupo, gracias al altruismo y la cooperación. Preferimos heredar su brutalidad y la fuerza, por más que sabemos que no aportan a la civilización y la cultura.
Pablo Martín Gallero
Puerto Rico (Misiones)