A lo largo de este año, el misionero Cristian Salguero, 33 años, radicado en Buenos Aires va y viene a Misiones -más allá de visitar a su familia que vive en Posadas- por razones laborales.
En este tiempo participó en las series web “Manduricio” y “Urú y otros relatos”; el unitario “Un gallo para Esculapio”, en septiembre estuvo trabajando en la película “Los que vuelven” de Laura Casabe -donde también actuó el periodista crítico de cine, “Chango” Coria- y hace unos días terminó sus escenas en el “El silencio del cazador” -que tiene como protagonista a Pablo Echarri- del director Martín Desalvo, donde hace el papel de “Oscarcito”, un aspirante a guardaparque.
Se lo ve contento y distendido. Cuenta que al irse de Misiones, no siente que haya perdido nada. Además “aprendí a desprenderme, y está bueno el desprendimiento”.
En 2015 viajó para participar del estreno de la película “La Patota”, de Santiago Mitre, (donde actuó como jefe de la patota) y se quedó tres años. Es que comenzaron a abrirse puertas para actuar y supo aprovecharlo.
“En Posadas no había trabajo. En el barrio Parque Adam, yo era panadero, albañil, como mis hermanos, y viviendo en Buenos Aires me contaban que la situación en el oficio estaba difícil, y decidí quedarme porque me empezaron a llamar para filmar. Ahora puedo vivir de esto, ayudo a mi familia, a mi hijo de ocho años que vive en Posadas, con su madre, mi expareja”.
Placer por el teatro y el cine
El actor posadeño cuenta que disfruta tanto del cine como del teatro. “Me gustan por igual aunque tengan objetivos diferentes. El actor investiga siempre, y ese es el juego que hago yo. Tomo un personaje, investigo cómo se comporta, porque hace las cosas que hace, y me ayuda a ver y a redescubrir como es el ser humano, eso me fascina, y se puede lograr en el teatro”.
Al cine lo siente más efímero. “Pasa algo cortito, y a otra cosa. En teatro se mastica, se muele, uno se toma su tiempo, y me ayuda a conocerme mismo. Ya sé porque el ser humano es así, y quiero ser algo nuevo. Puedo ser una mujer, o un abogado, conocer y adaptarme al personaje que interpreto. Eso me entusiasma, y es mi juego. Algunos se dedican a la actuación porque les gusta superarse a sí mismos, otros porque les apasiona el juego, o les gusta la psicología, esto de investigar. A mí me gusta jugar, divertirme…”, reitera.
La lucha del movimiento feminista
El joven actor tiene posición tomada con respecto al empoderamiento de las mujeres. “Veo muchas situaciones hermosas como que hoy en día, la mujer puede decir más cosas y moverse con más libertad. Las mujeres se están juntando y es bueno porque nos educan, los hombres somos muy animales, torpes, y nos están educando para equilibrar un poco las cosas que no están buenas, como las que sucedían en mi barrio, donde veíamos a un padre insultando, maltratando a la madre de un niño. Duele más desde el lado de la situación del niño que del hombre hacia las mujeres, o del mismo hombre hacia otros”.
Opinó que lo que está pasando con el movimiento feminista, esa lucha, permitirá entre otras cosas, ver dónde están parados, tanto la mujer como el hombre, no pensar tanto en uno y poner la mirada en los niños y niñas y dejar de reprimirlos.
“Las mujeres están pidiendo que paren las opresiones que viven, y en el futuro los chicos van a pedir lo mismo, y tal vez así logremos un mundo un poquito mejor, donde todos podamos convivir sin que haya tanta violencia”, señala Salguero.
“Los hombres ni tendríamos que opinar sobre el aborto”
El protagonista de “El invierno”, aclara que no se siente cómodo hablando de política; pero subraya que “la propuesta de ley que permite el aborto me encanta, porque hay que estar en ese lugar, no puedo ponerme en contra de eso. En realidad no tendría ni que opinar y decir solamente que estoy de acuerdo, porque las que tienen que opinar son ustedes, las mujeres, y nosotros sólo debemos acompañar, en todo caso ayudarlas, estar a su lado, y reclamar esos derecho”.
Reiteró que está muy bien que haya una Ley del aborto, porque el problema de riesgo de vida es sobre todo para las mujeres pobres. “Para una mujer en situación de pobreza, todo es más difícil. Además está bien porque es la decisión del cuerpo de cada una. No me quiero meter en ninguna pelea; pero estoy muy feliz que estén sucediendo estos vientos de cambios”, celebró.
“Dejo que la vida me sorprenda”
Para Salguero, imaginar el futuro es proyectar mucho, y eso lo lleva a sentirse defraudado si no logra que anhela.
Entonces, optó por dejar que la vida lo sorprenda. “Veo qué viene, y después pienso cómo lo resuelvo. No proyecto a futuro. Espero que llegue el día y ver como me va, y hasta ahora me está funcionando bien”, sonríe.
Entre sus proyectos está seguir actuando en cine. Acaba de terminar el rodaje en Misiones de “El silencio del cazador”, y en Buenos Aires tiene varios proyectos de cine de barrio, y después quiere extenderlo a todo el país. “El proyecto se llama Cine Machette, vamos a empezar a trabajar en las villas de Buenos Aires, junto con un compañero, Fabián Benítez que es misionero y da clases de cine a los niños de las villas”, explica.
Después, con Carolina Gularte y Germán Laurence, impulsa un proyecto interartístico que “pensamos hacerlo en el Jardín Botánico, más o menos para fines de noviembre”, cuenta entusiasmado ante la posibilidad de volver a la tierra colorada.
Autobiografía o volver a las fuentes
Además de su trabajo en películas y series, Cristian Salguero armó una puesta teatral titulada “Autobiografía”, con la que gira por el país, y también la presentó en el Espacio Reciclado de Posadas.
“Armamos entre tres amigos un juego colectivo, donde hablamos del papel del artista, que pasa cuando uno se tiene que ir, como va creciendo, los recuerdos, y una cosa lleva a la otra, las experiencias que nos quedan, con escenas de amor, de nacimiento, y como pensamos en la muerte. Jugamos con todo eso, tratando de que el público encuentre su autobiografía en la mía”, cuenta.
Toda la estructura de la dramaturgia se armó con el “reciclado” que le sonaba al equipo de trabajo, integrado por la actriz y directora correntina, dirigida por Lucía Lipsich y el misionero, Nicolás Rodríguez. “Sus recuerdos, que eran parecidos a los míos, nos identificaban a los tres, queríamos que la obra se preste a eso, y llegamos a ese juego donde fueron saliendo cosas nuevas”.
El actor expresa que tenía ganas de volver al teatro, y decidió volver con esa “Autobiografía”, plantarse de nuevo en un escenario donde hizo sus primeros pasos cuando estudiaba teatro con Carolina Gularte y Eduardo Giménez. Después actuó en “La Patota”, dirigido por Santiago Mitre, y no para de crecer.