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Un alto precio fue el que pagó un jubilado posadeño de 68 años quien, cautivado por una joven de 20 que acababa de conocer, resultó estafado en lo sentimental, pero también en lo material: la muchacha resultó ser una “viuda negra” que aprovechó un descuido para dormirlo y literalmente le vació la casa.
Efectivos de la Dirección de Investigaciones de la Policía provincial se encontraban anoche tras los pasos de la delincuente. No obstante, la pesquisa que llevan adelante les permitió recuperar parte del botín, que fue comercializado por la sospechosa en el complejo habitacional A-4, hacia el sur de la capital provincial.
Según pudo saber PRIMERA EDICIÓN, todo comenzó el viernes 2 del corriente mes, cuando la víctima, domiciliada sobre calle Iguazú casi avenida Andrade, a escasos metros de la bahía El Brete, recibió la visita de amigos.
Entre los recién llegados se encontraba una mujer que había trabajado para él hace tiempo, su pareja y la “viuda negra”, una joven de 20 años que se presentó como conocida de la pareja. Fue en el marco de ese primer encuentro que la sospechosa se le insinuó y se “autoinvitó” a compartir una próxima reunión a solas con el dueño de casa.
El jubilado nunca imaginó el trasfondo del convite y aceptó. Días después, la joven cumplió con su palabra y se presentó en la vivienda del barrio Tiro Federal para compartir la cena.
Pizzas y Coca-Cola. Esa fue la propuesta del dueño de casa. Sin embargo, no sabía que sus buenas intenciones encajaban perfectamente con el plan de la joven, quien a los pocos minutos de iniciado el encuentro aseguró sentir un intenso e inesperado dolor de cabeza, tras lo cual le pidió aspirinas.
Todo un caballlero, el jubilado se dirigió hasta el botiquín en busca de los medicamentos. Esa ausencia fue clave. Cuando regresó, la joven le pasó un vaso con gaseosa. Si bien en un principio no aceptó, finalmente bebió un sorbo del elixir dulce. Y, como un ratón al queso, cayó en la trampa.
Sueño. Mucho sueño. Todo comenzó a nublarse y enseguida se le cerraron los ojos. Cuando logró abrirlos y recuperarse, varias horas después, el jubilado entendió todo: la joven acompañante ya no estaba, así como tampoco un televisor Led de 43 pulgadas, una pistola de calor, un largavistas, una linterna regulable, un bolso con costosas herramientas, una desmalezadora, un reproductor de DVD y un teléfono celular marca Samsung, modelo J7.
La “viuda negra” había hecho su trabajo y los detectives creen que no actuó sola. Suponen que aprovechó el estado de inconsciencia de la víctima para hacer entrar a la vivienda a un grupo de cómplices que se alzó con lo robado en algún tipo de vehículo. Con el botín asegurado, todos escaparon sin dejar mayores rastros.
La Policía inició entonces la búsqueda de la joven seductora. Se pudo establecer que tendría 20 años y como seña particular varios tatuajes, entre ellos, dos revólveres en el sector del pecho. También utilizaba un aro en la nariz.
Tomó intervención en el episodio el magistrado Fernando Verón, titular del Juzgado de Instrucción 3 de Posadas, quien ordenó una serie de allanamientos concretados ayer en el barrio A-4 de Posadas. Si bien la sospechosa hasta anoche no había sido encontrada, los detectives pudieron recuperar la desmalezadora y el televisor Led en manos de vecinos que aseguraron haberlos adquirido “en buena fe”. Habría sido la propia “viuda negra” la encargada de canjear los mismos por “dinero dulce”, tanto o más que la bebida que utilizó para pergeñar su plan.