Tres meses después de haber asesinado a su concubina en un barrio de Gobernador Roca, el pensionado de 64 años imputado por “femicidio”, solicitó ante el juez que entiende en la causa ser beneficiado con la prisión domiciliaria. En agosto pasado, Laura Liliana Toth (56) murió frente a su vivienda luego que fuera apuñalada por su pareja. El hombre se mantuvo prófugo durante 48 horas hasta que el hambre y el frío lo hicieron salir de su escondite.
En las últimas horas, su abogado defensor presentó un recurso ante el Juzgado de Instrucción 7, a cargo del magistrado Carlos Giménez. En el escrito, el letrado solicitó para su defendido que este sea beneficiado con la prisión domiciliaria, teniendo en cuenta la edad avanzada como así también una serie de problemas de salud que corren la posibilidad de agravarse si continúa detenido.
La presentación quedó a consideración del juez, quien en las próximas días tomará una resolución. Para ello, solicitó a especialistas del Cuerpo Médico Forense que lleven adelante una junta médica, a fin de conocer de forma fehaciente cuáles son las dolencias que padece el sospechoso, como así también si sería necesario que salga de prisión para preservar su estado general mientras aguarda el juicio en su contra.
A la hora de evaluar las pericias que los médicos le acercarán oportunamente, el magistrado probablemente tenga también en cuenta que el sujeto estuvo prófugo de la Justicia. Ese elemento, en principio, pesaría en su contra, aunque habrá que esperar por los resultados médicos.
El femicidio
Alrededor de las 10.30 del 18 de agosto, una sobrina de Laura Liliana Toth llamó a la comisaría local para avisar que su tía había sido agredida por su pareja en la vivienda que ambos compartían en el barrio 25 de mayo de Gobernador Roca. Cuando la comisión policial arribó al lugar encontró a la mujer de 56 años tirada en la vereda con un profundo corte en la espalda.
Anteriormente la pareja vivía en una chacra y desde hacía dos años se habían mudado al barrio, dado que la mujer debió hacerse cargo de su madre, quien por su edad avanzada se encontraba delicada de salud.
En las consultas con los testigos estos relataron que previamente al ataque escucharon una fuerte discusión. Luego de apuñalar por la espalda a su concubina, el homicida escapó hacia un monte cercano.
Enseguida se montó un operativo policial que reunió a más de 100 efectivos para hallar al sospechoso, quien corría con ventaja al conocer la zona de monte lindante con la localidad. Pero eran días de invierno. Doblegado por el hambre y el frío, salió a pedir comida a los colonos de la zona. Estos dieron el alerta al saber que los policías lo buscaban. Cuando fue cercado por cuatro suboficiales de la UR-IV, levantó las manos y se entregó sin resistencia. Estaba a 25 kilómetros del lugar donde mató a su mujer.
Apenas se conoció la noticia del femicidio, en las redes sociales comenzó a circular su nombre. Fue allí cuando los hijos de Ramón Zárate lo reconocieron como el hombre que en octubre de 1985 había matado a su padre de un disparo en el pecho afuera de un almacén. Tras purgar una condena, salió en libertad y rehízo su vida.
En la entrevista que PRIMERA EDICIÓN mantuvo con los hijos de Zárate, ellos sostuvieron: “Ese hombre nos sacó la felicidad a todos. Es hora que ya no salga nunca más de la cárcel y deje de lastimar a la gente”.