Dentro de las patologías que más vemos en el consultorio está el colon irritable. La manifestación de distensión, eructos, dolores y cólicos persistentes en el abdomen luego de 3 horas aproximadamente de la ingesta de alimentos, son algunos de los síntomas principales.
La alternancia de períodos diarreicos con constipación que relacionan tal o cual situación emocional sobre todo y no por ingesta de alimentos.
La recurrencia del malestar muchas veces se debe a la cándida, un hongo que puede ocasionar trastornos símiles, muchas veces confundidos con este diagnóstico. Los dulces o harinas refinadas son el alimento preferido de las cándidas que llevan a las personas a tener la necesidad imperiosa de consumirlos.
Dentro del tratamiento siempre sugiero tener en claro las patologías asociadas al colon irritable y ver siempre el cuerpo como un todo. Los pacientes con artritis por ejemplo, según el grado y cuidados que tengan de la artritis pueden consumir dosis de antinflamatorios o hasta corticoides que disminuyen la barrera natural de protección, con la posterior colonización de cándidas.
Si sólo tratamos la irritación, pero no la causa, lo más seguro es que la barrera intestinal se debilite y haya más déficit de nutrientes.
Así comienzan las pérdidas de minerales y vitaminas, el continuo cansancio y fatiga crónicos. Cambia la coloración de la piel, caída de cabello y disminución de concentración. Todos estos son síntomas de colonización por cándidas en un colon irritable.
Es importantísimo remarcar este concepto. La colonización micótica y bacteriana progresa, siendo entonces un síndrome de mala absorción.
Tengamos en cuenta que en el colon se absorben agua, minerales y vitaminas vitales para el desarrollo del buen funcionamiento celular. Los procesos de distrés llevan a la alteración de los neurotransmisores que cubren la zona, disminuyen y generan los espasmos. El dolor genera más procesos sobre las suprarrenales y comienza un síndrome.
La relajación y reposición de nutrientes, repone la flora intestinal junto con la vitamina D fundamental para disminuir las crisis de espasmos.
Cuidarnos en un todo es la base para la buena salud y disfrutar del día a día.
¡Feliz y Bendecido domingo!
Colabora
Marcela Campias
Médica. Clínica.
Especialista en Medicina Orthomolecular. CIMO
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