La conmoción se apoderó de los vecinos de la chacra 43, a pasos del centro de la capital provincial, después de que se descubriera el cuerpo sin vida de un hombre que fue desfigurado a golpes y ahogado con una media. El o los autores del hecho, incluso, prendieron fuego parte de la escena del crimen, pero no pudieron salirse con la suya: el hecho finalmente salió a la luz.
Raúl Roberto Aquino (57), un enfermero con un cuarto de siglo de servicios para la Municipalidad local, fue encontrado masacrado en el baño de uno de los departamentos del inquilinato en el que vivía y usufructuaba, sobre calle Chile casi avenida Corrientes, a metros del Teatro Griego posadeño.
El o los autores del hecho escaparon con su teléfono celular, su billetera y el Toyota Etios azul que también era de su propiedad y que apareció horas más tarde abandonado y cerrado en el barrio San Isidro, cerca de la exruta provincial 213.
Anoche , efectivos de la Dirección de Homicidios y de la comisaría Decimosexta trabajaban junto al magistrado Fernando Verón, titular del Juzgado de Instrucción 3 de Posadas, en busca de los autores del hecho. Por el momento, existían numerosas hipótesis, aunque ninguna con mayor certeza que otra.
Una madrugada de terror
Fuentes del caso informaron a PRIMERA EDICIÓN que el alerta se encendió minutos después de la 1, cuando vecinos de calle Chile al 2600, entre Morcillo y avenida Corrientes, informaron al 911 sobre una columna de humo que salía del baño de uno de los departamentos de un inquilinato.
Los primeros en llegar fueron efectivos de la División Seguridad Costanera, quienes debieron forzar la puerta del predio para ingresar. Ya dentro del lote, accedieron a uno de los tres departamentos, que se encontraba desocupado. Debieron apagar con baldes de agua el fuego. Recién entonces descubrieron un cuerpo en el baño.
El cadáver se encontraba aparentemente en ropa interior, con parte de las prendas de vestir superiores chamuscadas por el fuego. El rostro estaba completamente desfigurado en razón de los golpes que había sufrido. Eso no fue todo: en la garganta tenía una media.
Efectivos de Criminalística arribaron al lugar de inmediato y encontraron rastros de sangre en el piso de la sala contigua al sanitario, lo que indicaría que la víctima pudo haber sido golpeada en ese lugar y luego trasladada al baño.
Gritos y una supuesta pelea
Los detectives de Homicidios no tardaron en iniciar una rápida investigación. Tras confirmar que se trataba de Aquino y mediante el testimonio de vecinos y del sereno del barrio, lograron establecer que minutos antes de que se desatara el incendio, se escucharon gritos provenientes del lugar.
Luego, aseguraron, notaron que el o los autores del hecho escaparon en el propio Toyota Etios de la víctima, a toda velocidad y por calle Chile, en dirección a la avenida Corrientes. Se supo, además, que los homicidas se llevaron el teléfono celular de la víctima y la billetera.
El hallazgo del automóvil
Una buena parte del misterio comenzó a develarse cerca del mediodía de ayer, cuando vecinos del sector de San Isidro, hacia el sur de Posadas, llamaron a la Policía para informar sobre el hallazgo del Etios buscado por las autoridades.
El vehículo se encontraba cerrado con llave y abandonado en la intersección de las calles 85 y 192, a pocas cuadras de la avenida Alicia Moreau De Justo, en el barrio denominado Lucero. De inmediato fue secuestrado y trasladado a la Jefatura de la Policía de Misiones, donde fue sometido a pericias.
En tanto, alrededor de las 16 finalizó en la Morgue Judicial de Posadas la autopsia al cadáver de Aquino. Los médicos establecieron que el deceso del enfermero se produjo por “asfixia por sofocación por obstrucción de las vías aéreas superiores”, producida por la media que fue incautada por los criminalistas.
No obstante, en el informe preliminar que ya tiene en sus manos el juez Verón, los forenses también pudieron confirmar múltiples traumatismos y quemaduras en el cuerpo de Aquino. Tras el examen, los restos finalmente fueron entregados a sus familiares para el doloroso e inesperado último adiós.
Anoche los investigadores no descartaban ninguna hipótesis sobre el homicidio, aunque no sonaba con fuerza un simple robo, en razón de que familiares y amigos aseguraron que Aquino no andaba con “dinero encima”. El misterio sigue.
Más de 25 años de labor
Aquino tenía 57 años. Había cursado sus estudios en la Comercio 1 de Posadas, tras lo cual se recibió de enfermero en la Escuela de la UNaM, emplazada en el Parque de la Salud de Posadas.
Según pudo saber PRIMERA EDICIÓN, el hombre contaba con el aprecio de sus compañeros del Instituto de Medicina Física y Rehabilitación (IMEFIR) que funciona en el barrio Yacyretá, al lado de la comisaría Sexta y dependiente de la Municipalidad posadeña.
Bajo la órbita de la comuna, Aquino trabajó durante los últimos 25 años. Además, se supo que también era delegado gremial del Sindicato de Obreros y Empleados de la Municipalidad de Posadas (Soemp), representando a los enfermeros.
Aquino administraba el inquilinato de calle Chile donde fue hallado sin vida. Sin embargo, no vivía en el departamento donde todo sucedió, si no en uno ubicado en el mismo predio. Sobre el escenario del crimen, trascendió que lo reacondicionaba para ponerlo en alquiler nuevamente en los próximos días.