Aún conmocionado por lo que le tocó vivir ayer de madrugada, el sereno del barrio y uno de los que encontró el cuerpo del enfermero Raúl Roberto Aquino habló con PRIMERA EDICIÓN y relató cómo sucedió todo. Por miedo a represalias, pidió no ser identificado.
“Alrededor de las 00.40 escuché algunos gritos que provenían del lugar. Después, a eso de las 00.50, vi que el auto salía por Chile hacia avenida Corrientes. Me llamó la atención que lo hacía a toda velocidad por el empedrado, cuando este hombre cuidaba mucho su automóvil”, relató el joven, quien aseguró que no alcanzó a ver cuántas personas iban en el rodado.
Posteriormente, el encargado de seguridad contó que alrededor de las 1.15 comenzó a ver humo que provenía de la escena. “La chica que vive al lado salió corriendo y llamó a la Policía”, recordó. El sereno aseguró que ante la llegada de los uniformados, ingresó con ellos a los fines de colaborar.
“En todo momento pensaba que se había ‘pinchado’ un termotanque, porque el humo era blanco y había un olor raro. Ahí con baldes empezamos a tirar agua mientras alumbrábamos con linternas. Al principio vimos algo, pero no sabíamos que era”, especificó.
Una vez que apagaron el fuego, descubrieron que se trataba de un cadáver. “Ahí uno de los policías gritó que había un cuerpo. Estaba acostado boca arriba en el piso, no estaba atado, pero tenía algo en la boca. Como vimos eso, empecé a mirar con mi linterna en el piso, buscando indicios, y ahí vi que al lado de mi pie había un charco de sangre”, contó.
No tardaron en llegar especialistas en Criminalística y el propio magistrado Fernando Verón, al frente de la investigación. “Me llamó la atención que horas antes, alrededor de las 21, el auto entró y salió varias veces del barrio, pero no pude ver a los ocupantes por el polarizado”, sentenció.