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El juicio por uno de los crímenes que mayor conmoción generó en la provincia en los últimos años estaba previsto se realice en la sala de audiencias del Tribunal Penal 1 de Eldorado.
El albañil paraguayo Maximino Barúa Brítez (29) llega acusado por “homicidio doblemente calificado por el vínculo y por mediar violencia de género” por la muerte a cuchillazos de Paulina Portillo (26), frente a sus cuatro hijos. De ser hallado culpable del femicidio, recibirá una condena a prisión perpetua, es decir, de 35 años de cárcel, según explicaron las fuentes a PRIMERA EDICIÓN.
La acusación está a cargo del fiscal Federico José Rodríguez, mientras que al frente de las audiencias estarán los magistrados Atilio León, Lyda Gallardo y María Ramos.
Doce testigos estaban citados para comparecer ante el tribunal eldoradense. Se trata de los peritos que trabajaron en el caso, de los policías que detuvieron al sospechoso e incluso de los vecinos que escucharon los gritos y aseguraron -durante la instrucción- haber visto cómo Barúa Brítez escapaba a la carrera de la escena.
El acusado llegará detenido al debate: cumple prisión preventiva en la Unidad Penal III del Servicio Penitenciario Provincial, la cárcel de Eldorado.
El albañil paraguayo deberá responder por lo sucedido alrededor de las 23 del lunes 17 de abril de 2017 en una humilde vivienda del barrio Virgen de Itatí, conocido anteriormente como Carayá, emplazado a la altura del kilómetro 3 de la avenida San Martín de Eldorado.
De la reconstrucción de los investigadores surge que aparentemente Barúa Brítez discutió con la víctima, con la que tenía cuatro hijos. Esa situación fue frente a los pequeños. Entonces, de las palabras todo pasó a la acción. Y se presume que el extranjero tomó un cuchillo con el que le asestó al menos 31 puntazos a su concubina.
Al menos seis de esos cortes fueron fatales para Paulina, sobre todo los que afectaron el corazón y los pulmones.
Tras escuchar los gritos de dolor y de auxilio, los vecinos vieron salir a correr a quien sería el imputado y luego llegaron para asistir a la víctima, aunque ya lamentablemente no había nada por hacer.
Cuando ingresaron a la vivienda, encontraron a los cuatro niños de 2, 6, 8 y 9 años. “Mi papá mató a mi mamá”, habría alcanzado a decir uno de ellos, entre lágrimas.