Es un deporte masculino” “te va a dejar grandota de espalda”, “No es para vos”… Es cierto que se escuchan muchos mitos alrededor del kick boxing, pero francamente son más las mujeres que se animan a ponerse los guantes y entregarse a este entrenamiento que combina el boxeo con las técnicas de las artes marciales.
No sólo tiene fabulosos beneficios para el cuerpo sino que es “una gran opción para descargar energía, tensiones y el estrés”, así lo sostiene la instructora María Silvina Cebey quien hace casi cuatro años subió por primera vez al ring y nunca más lo abandonó. Allí se encontró con un espacio de adrenalina y multiplicidad porque los ejercicios son diversos. La rutina nunca es la misma.
En nuestra provincia, Silvina es una de las principales referentes femeninas de este deporte. Lleva en la cintura el cinturón marrón, los guantes “rosas” bien puestos y listos para noquear cualquier mito.
Ella es empleada de comercio y madre de dos niños. “Trabajo de lunes a sábados en doble turno”, y si bien reconoce que cuesta organizarse, sabe cómo ordenar los tiempos laborales y familiares sin abandonar su pasión: el boxeo recreativo. Comenzó a competir hace apenas dos años y es reconocida por mantener una trayectoria que la ubica en lo más alto del podio desde mayo del 2017, año en que obtuvo la medalla de oro en el Open Nacional de kick boxing, en la modalidad kick light hasta 50 kilos.
También se destacó en el Circuito Amateur Tatami al ganar su segunda medalla de oro en la modalidad de kick light, en junio de 2017. Meses después, volvió a colgarse el oro en el Amateur 2. Y, hace nada más que cuatro meses que obtuvo su cuarta medalla, también de oro, en el torneo Vikings.
Pero nunca olvida su primer torneo donde realmente “me fue mal”. Después de esa primera experiencia, la joven ajustó los guantes y se exigió el doble en los entrenamientos dirigidos por su profesor Máximo Andrés Zacarías.
“Y cuando Máximo notó que estaba en condiciones volví a los torneos y competí en Corrientes donde gané el primer puesto, el cual mantengo hasta ahora”.
Su público fanático es su familia, incluso sus hijos quienes “primero no entendían mucho, después vieron la evolución favorable y están felices porque me ven feliz”.
Con 1.63 de altura y 55 kilos, “siempre me desmerecí por ser muy delgada. Es como que me mirabas y decías: ‘la soplás y se cae’, pero con el entrenamiento aprendés a conocer tu propia fuerza y resistencia”.
Por eso considera que todas las mujeres “necesitan tener conocimientos de defensa personal, es importante porque te despierta los sentidos, te hace conocer tu fuerza”.
Para cumplir con sus objetivos Silvina mantiene una rigurosa rutina de ejercicios y alimentación. Y desde hace tres meses sumó a su preparación el entrenamiento de musculación con el entrenador Miguel Vangeli “porque es fundamental su acompañamiento”.
Todo ese esfuerzo tiene un fin: “obtener el primer dan, el cinturón negro” y convertirse en profesora de kick boxing, una meta que espera cumplir a mediados de diciembre. Aunque, al ser instructora ya está habilitada para dictar clases y lo hace, tres veces a la semana “sólo a mujeres”.
Hoy sueña con “seguir dando mis clases y sumar más femeninas porque la Federación Argentina de kick boxing necesita cumplir con el requisito del 40 por ciento de mujeres para pasar a la categoría Olímpico”.
Entonces “mi iniciativa es que cada vez seamos más mujeres en la disciplina”.
Por
Susana Breska Sisterna
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Producción fotográfica: Oscar Ibarra