El Ashtanga es una escuela de yoga tradicional con un estilo rutinario de movimientos profundamente conectados a la respiración, el enfoque y la concentración. “Se caracteriza por las vinyasas, que son movimientos conectados a la respiración”, remarcó la profesora de Yoga, Constanza Gagliardi. “Es un estilo rutinario. La clase es la misma de principio a fin: empieza con el saludo al sol, después sigue la postura de parado, la postura de sentado y la postura de cierre y siempre son las mismas. La anterior le prepara a la que le sigue para que hagas la que le sigue y la que le sigue”, explicó Constanza. “Es un estilo muy vigoroso y exigente en cuanto a aire, fuerza, movimiento y respiración”, agregó.
Las posturas, pese a repetirse todas las clases, son “bastante complicadas de realizar, entonces a medida que vas avanzando en tu práctica vas llegando mejor a cada postura”, señaló la profesora. “Entre postura y postura se hace lo que se llama media vinyasa, una serie de posturas que te hacen ganar fuerza en los brazos, el abdomen, piernas y a su vez vas avanzando así en la práctica. Seguramente en la primera clase te vayas a cansar, no lo vayas a poder realizar porque es una hora y media pero, a medida que va pasando el tiempo, te vas dando cuenta que vas pudiendo lograr la postura, la serie completa y eso es lo que te anima a seguir”, indicó.
Está indicado para todos quienes quieran realizarlo: desde niños hasta adultos mayores “siempre y cuando sean disciplinados y vengan a la clase”, indicó. Además, al ser una disciplina con movimientos rutinarios, “el que se aprende la rutina puede llevarla a la Costanera, por ejemplo, y hacerla. Una vez que te aprendes la serie lo podes hacer en cualquier lado”.
Constanza recomendó el Ashtanga “para la gente acelerada, de grandes ciudades, porque al ser un movimiento acelerado, que no te da tiempo de parar entre una postura y otra porque inhalas y vas a una postura, exhalas y vas a otra, en mitad de la clase te das cuenta que de repente conseguiste lo que el yoga quiere que es que salgas de todo el exterior y te concentres en tu cuerpo. Consigue que la gente que es super acelerada baje miles de cambios y se llegue a concentrar en su cuerpo y haga su trabajo con él mismo. Entonces llega el final de la clase, cuando es la relajación y uno realmente siente que surtió efecto. Al tener los movimientos acelerados la mente ya no tiene escape, hay que concentrarse en el cuerpo, en la respiración, en el enfoque”, explicó.
Entre los principales beneficios, como todas las escuelas de yoga, está la concentración, la baja de la ansiedad y la mejora del sistema endócrino, “es bueno para los huesos, músculos y todo el sistema respiratorio”, cerró la profesora.